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El mago era Noel

SANTIAGO

Queda claro quién ponía el genio creativo en Oasis

21 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Tras echar la persiana a Oasis y fieles a su fraternal rivalidad, los hermanos Gallagher tomaron caminos opuestos y ahora presentan, casi a la vez, los discos en los que se afanaron al dejar la gran banda británica de los noventa. Se puede suponer que el resultado deja a cada cual al desnudo con sus virtudes y miserias. El de Liam con su grupo Beady Eye parece, siendo generosos, discreto. El de Noel, un compendio de las virtudes del grupo, aunque sin la salsa del hermanito díscolo.

En High Flying Birds, Noel deja claro quién ponía el genio creativo en Oasis. Despliega su magia para idear melodías sencillas y redondas, estribillos nuevos y extrañamente familiares. Él y su guitarra eran la arquitectura del grupo; los otros se quedaban en decoradores. Liam era un gran frontman; su voz será añorada, y su pose con las manos cruzadas a la espalda es legendaria. Pero de ahí no salen canciones.

Y es imposible no evocar el sonido del grupo de Manchester en estas composiciones de Noel: en The Death of You and Me parece volver el brillo y la intensidad de Morning Glory; en If I Had a Gun hay reminiscencias de la chispa acústica de Wonderwall; y en el comienzo de AKA... What a Life!, por un breve instante, uno espera los primeros compases de The Importance of Being Idle. Pero no, esto no es Oasis, como prueba el orquestal y peculiar inicio del disco, Everybody's On The Run. Noel quiere pasar página y volar alto. Como alma de dos docenas de canciones pop gloriosas, se ha ganado el derecho.