Santiago sirve de inspiración al primer relato de aventuras de «Prisioneros de Zenda», último libro del Premio Nadal
03 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Novelista, ocasional de cine y editor, Fernando Marías habla con orgullo de su última creación, Prisioneros de Zenda, una peculiar fusión de literatura y novela gráfica en la que, junto al ilustrador Javier Olivares, rinde un homenaje a las aventuras clásicas con las que creció. El libro, destinado a un público juvenil, se abre con un original relato, ambientado en los mares del siglo XVIII, y en el que el protagonista es un antiguo navegante compostelano convertido en cruel pirata.
-¿Por qué tantas referencias a Santiago?
-Hace unos años me pidieron crear un cuento basado en la translatio, es decir, el traslado de los restos mortales del Apóstol de Jerusalén a Galicia. A partir de este punto mínimo de partida, y ante el deseo de hilvanar en el libro cuatro historias en las que los personajes malvados se redimiesen, pensamos que Santiago, con su sentido de espiritualidad, podría servir como atmósfera ideal a la historia.
-¿Pero en el libro se llega hasta el detalle, se nombra el Camino de Santiago y se habla del 25 de julio?
-A pesar de que eres consciente de todo lo que supone esta ciudad, al llegar allí y ver su grandiosidad es imposible no añadir más detalles, no entrar de lleno en la historia.
-¿Se inspiró en otro personaje para crear al protagonista?
-El pirata parte de los arquetipos clásicos pero tiene algo que lo diferencia. Está lleno de amargura por los reveses personales que le dio la vida. Sin embargo, al final es capaz de reflexionar y redimirse. Adquiere una repentina conciencia lúdica por los crímenes cometidos.
-Lo que le hace rectificar es la invocación al Apóstol. ¿Es esto un guiño a relatos como «El Capitán Trueno», con sus referencias a Santiago?
-La verdad es que todo el libro pretende ser un homenaje a las aventuras con las que crecimos. El Capitán Trueno, Emilio Salgari... inspiraciones hay muchas. Pero lo que más nos animó a ubicarlo allí es el potencial de Compostela para fabular.
-La catedral también tiene su protagonismo en la historia.
-Tenía claro que el final del libro tenía que ubicarse en el templo, el lugar que mejor puede encarnar la redención del protagonista. Poder visitarlo de nuevo y apoyar la mano en la misma columna en la que lo hizo años atrás con su hijo es la última voluntad del pirata. Desde que escribí el relato regresé dos veces a Santiago y siempre que puedo acudo a ese rincón secreto donde ubicamos la historia. Es un juego personal.
- Últimamente todo lo que rodea a la catedral también daría para crear nuevas aventuras...
-(Risas) Sí, pero seguro que ya hay autores que se me adelantaron y están escribiendo relatos sobre el Códice Calixtino. Ese robo da para crear historias muy potentes...
fernando marías ESCRITOR