La defensa de la familia pide que declaren los responsables del centro
11 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.El 28 de marzo del 2012, Pablo, un pequeño de tan solo cinco años, salió corriendo del comedor escolar en el CEIP Fontiñas. Atravesó según la declaración de los abogados de la familia cuatro puertas abiertas -la del comedor, las dos que comunican el vestíbulo, y la del recinto escolar- y llegó a la calle. Prácticamente delante de la puerta un coche lo arrolló. Apenas una pequeña reseña se hacía eco de la noticia en la prensa. Para la familia fue el inicio de una odisea.
El 25 de mayo Pablo salió de la Unidad de Cuidados Intensivos del Clínico con un alta domiciliaria y en estado de coma vegetativo. Desde entonces, sus padres reclaman una explicación. El parte de urgencias y del atropello fueron remitidos al juzgado número 3 de instrucción de Santiago, pero el proceso, pendiente de un juicio de faltas por atropello, con el conductor como la única persona acusada, no responde ni mucho menos a las respuestas que piden los padres de Pablo.
Los abogados de la familia, del despacho Jesús Alonso Abogados, han apelado ya a la Audiencia Provincial de A Coruña para que vuelva a instruirse el caso y se practiquen todas las diligencias necesarias. «No pedimos la condena de nadie -sostienen-, solo queremos que se explique todo y que declaren al menos el director del centro y el conserje». Los letrados ven numerosas lagunas en cómo se ha instruido todo el proceso. Por ejemplo, el hecho de que no se haya medido la distancia entre el lugar del atropello y el que apareció el pequeño, para verificar la velocidad a la que iba el conductor. De ahí que reclamen la comparecencia de los policías locales que elaboraron el atestado. No solo la de los policías, sino que piden la declaración de la madre de otro alumnos del colegio cuyo hijo también había escapado del centro previamente, y la de un conductor que presenció el fatídico accidente, además de la del director y el conserje.
Los abogados sostienen que la respuesta de Educación, a través del servicio de Inspección, fue simplemente «que todo el mundo hacía lo que tenía que hacer y que fue un suceso desgraciado». Uno de los monitores del comedor salió tras el pequeño y según los testigos casi lo alcanzó antes del atropello «algo que se hubiese logrado si alguna de las puertas estuviese cerrada», insisten. «Existe un deber de custodia», recuerdan los letrados, quienes añaden que mientras que la aseguradora del vehículo del conductor aportó la indemnización correspondiente, «la de la empresa que gestionaba el comedor escolar no ha dicho ni mu, y la de la Xunta no sabemos ni cuál es».
Los abogados lamentan la desidia y la falta de respuesta tanto de la Administración educativa como de la instrucción del proceso judicial, y confían en que la Audiencia resuelva a favor de la apelación presentada para que un caso así no se repita.