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Tres varones esperan en el Clínico por una cirugía para el implante de pene

joel gómez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Xoan A. Soler

Es la alternativa más drástica y la última opción para tratar la disfunción eréctil

26 mar 2016 . Actualizado a las 11:46 h.

El servicio de Urología del CHUS tiene en lista de espera a tres varones para un implante de pene. Esta es la alternativa más drástica y la última opción que se ofrece para tratar la disfunción eréctil cuando no hay otras opciones que funcionen para solucionar el problema.

En Santiago se realizó la primera intervención de este tipo en Galicia. La realizó en 1988 el urólogo Antonio Marqués Queimadelos, en el desaparecido Hospital Xeral de Galeras: «La disfunción eréctil es una consulta muy habitual, y quien padece este problema de salud sabe lo que significa para su calidad de vida. Puede comenzar a cualquier edad, sobre todo a partir de los 40 años. Cuando empezamos a realizar la intervención -explica Antonio Marqués- éramos el único hospital gallego donde se efectuaba, nos consideraban centro implantador. Ahora hay más en Galicia. Además, entonces comenzamos con un único modelo y hubo una importante evolución: cada vez el tamaño es menor y la eficacia mayor, ahora hay varios modelos disponibles».

«Inicialmente se ponían muy poquitas, porque técnicamente eran incluso muy burdas; y en ocasiones el pene permanecía continuamente en erección, no tenía mecanismos de vaciado y llenado como tienen las prótesis de ahora. Después aumentaron las indicaciones durante varios años. Pero en los últimos años han aparecido tratamientos farmacológicos efectivos que reactivan la erección, y el número de prótesis que ponemos es menor. En el Clínico estamos en unas cinco anuales», sostiene Camilo García Freire, jefe de Urología del CHUS. «El envejecimiento de la población y el aumento de la calidad de vida generan peticiones de esta intervención», agrega.

Ambos especialistas señalan que estas prótesis se implantan en varones que han sufrido accidentes graves o que padecen dolencias neurológicas, tumorales, vasculares o diabetes, y para quienes no hay otra alternativa.

La operación «se hace con cirugía abierta, y generalmente con anestesia regional. La recuperación es cómoda y normalmente el ingreso no supera las 48 horas», indica García Freire.

El internamiento en el hospital «es para vigilar que no se produzcan infecciones. Después, la activación de la prótesis no se aconseja antes del mes», señala Antonio Marqués.

Novedad tardía

El primer operado en Santiago fue un joven diabético, de Vilagarcía, de menos de 30 años, que había notado impotencia poco después de casarse, y tras el éxito de la intervención la pareja recuperó su vida sexual. Meses más tarde, en febrero de 1989, un varón de 50 años, de Ribeira, era el único en lista de espera para la intervención. Aquellas eran unas prótesis nuevas, utilizadas desde hacía menos de dos años. Aunque en Galicia suponían una novedad, la operación se conocía desde hacía varios años en otros países. La demora había evitado que se utilizasen modelos antiguos menos operativos y funcionales para el paciente por su rigidez, dice Marqués.

«Ahora, entre las diferentes alternativas que existen, se soluciona el problema de la disfunción eréctil a la mayoría de los pacientes», dice Camilo García Freire.

«El envejecimiento de la población y el aumento de la calidad de vida generan peticiones»

Camilo García Freire

«Cada vez el tamaño es menor y la eficacia mayor, y ahora hay varios modelos disponibles»

Antonio Marqués