Domingo Diéguez Cerqueiro, Garrincha, escribió con letras de oro una parte importante de la historia del Compostela. Era un futbolista de los que no se ven mucho ya por el fútbol actual. Era un jugador con una gran habilidad con el balón en los pies. Desde muy joven, en los inicios de la década de los sesenta, empezó a ganarse el puesto de indiscutible en el Compostela, en un equipo con grandes estrellas y con mucho talento. Vivió los primeros ascensos del conjunto de la capital gallega, siendo una de las mejores armas del equipo.
Garrincha formó parte de aquel primer Compostela de 1962, que logró, de la mano de Dagoberto Moll su primer ascenso a Tercera División. En aquella histórica plantilla de la Sociedad Deportiva Compostela, formada por 24 jugadores, estaban con Garrincha los porteros Joaquín, Mazón y Suárez; los defensas Amadeo, Marín, Zurdo, Lobeto y Eusebio; los medios Pito, Cobas, Pepiño y Tito; y los delanteros Torrado, Perelló, Nicanor, Manolito, Alberto, Luis de la Iglesia, Nando, Costoya, Ventura, Nené y Pahiño.
Su gran progresión no pasó desapercibida y pronto el Celta se hizo con sus servicios. Sin embargo, no pudo triunfar en Vigo y mostró su talento en otros clubes de la geografía española. Al final, volvió al Compos, en donde firmó grandes tardes de fútbol.
Mágicas tardes
Fito y Garrincha completaron el tándem más emblemático del Compostela en los años 60. Garrincha inventaba espacios en la banda y llevaba el desconcierto a la defensa rival, mientras que Fito destacaba por su gran talento dentro del área y por su capacidad para resolver. Ambos formaron parte de aquel histórico equipo y de una alineación que todo el mundo se sabía de carrerilla en la ciudad. Fito recuerda siempre que cada vez que cogía el balón buscaba a Garrincha y se dejaba caer en área porque sabía que de una u otra forma iba a rematar un centro suyo.
Garrincha nos dijo adiós, pero el viejo Santa Isabel jamás se olvidará de sus mágicas tardes y de sus grandes gestas futbolísticas.