El historial de estafas en la venta de objetos de ocasión está repleto de casos grotescos como el de este compostelano que pagó 170 euros por un paquete de café y una lata de sardinas. Hay casos en los que al abrir la caja del baratísimo iPhone adquirido lo que había dentro era un pepino. La telefonía móvil es, quizás, el gancho preferido para este tipo de timos y estafas, aunque los objetos sexuales también, dado que muchas veces el comprador busca un anonimato que no le proporcionaría una tienda habitual.
Uno de los casos de este tipo más conocidos se produjo en Pontevedra en el 2012. Un hombre confió en una página web para comprar un alargador de pene. Esperaba con anhelo el envío, que llegó el mismo día de Reyes. Al comprador la ilusión le duró poco, ya que al abrir la caja lo que se encontró fue una lupa. Lógicamente, se sintió estafado y denunció los hechos ante la Policía Nacional, aunque un funcionario advirtió que, técnicamente, sería discutible hablar de estafa «porque agrandar, lo que se dice agrandar, es lo que, a fin de cuentas, hace una lupa», señaló.