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Ruth Lorenzo, de la baldosa de Lamas Abade al tatami de Rabat

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Cedida

La karateca compostelana se costea su participación en la Premier League

11 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Ruth Lorenzo dice que su contacto con el kárate fue amor a primera vista, hace más de 20 años. Entonces tenía cuatro, estudiaba en el colegio Lamas de Abade y en actividades extraescolares se había apuntado a predeporte. Coincidió en ese momento que empezaron obras en el centro y a la misma hora que estaba en su grupo podía ver a otro que hacía kárate sobre las baldosas del salón de actos. A Ruth Lorenzo la atención se le iba hacia las artes marciales que veía practicar a pocos metros, hasta tal punto que el monitor le comentó a sus padres que no había manera de centrarla. Los progenitores le comentaron si quería cambiar. Así lo hizo. y hasta hoy.

Está entre las cien mejores del mundo en su peso y la semana próxima volverá a competir en Rabat, unas de las pruebas de la Premier League. Es la cuarta de este año, en un escenario que le trae buenos recuerdos ya que en 2016 logró la medalla de bronce.

Entre las baldosas de Lamas de Abade y el tatami de la capital marroquí hay cientos, miles de horas de entrenamiento, y una voluntad inquebrantable, tal y como ella misma explica: «Desde el primer día me gustó mucho el kárate. En la época del bachillerato y la carrera muchas veces había que elegir entre entrenar y descansar o irte con los amigos. Y siempre tuve claro que intentaría llegar lejos. Incluso escogí la carrera por el deporte. Soy graduada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte e hice un máster en rendimiento deportivo».

Un bronce revulsivo

Aquel bronce en Rabat fue un revulsivo en un momento complicado. «Ese año iba fatal -recuerda Ruth Lorenzo- y ya me planteaba si servía para este deporte. Tenía dudas y pensamientos que no ayudaban mucho. Era mi primera participación internacional, y salió bien».

Son competiciones tan abiertas que un pequeño detalle puede ser definitivo para caer en primera ronda o avanzar hasta el final del cuadro y luchar por las medallas. En 2018 logró el bronce en el Campeonato de España, en kumite -55 kilos. Este año se proclamó subcampeona. Se mantiene entre las cien mejores del ránking mundial en su peso y eso le permite participar en las pruebas de la Premier League.

Este curso ya ha competido en París, Dubái y Salzburgo. La semana próxima acudirá a Rabat. En mayo irá a Estambul. Y las dos siguientes citas, Montreal y Shanghái en junio, están en el aire. Después del verano aparece en el calendario un desplazamiento a Japón, que no quiere perderse. Y casi todos los gastos corren por su cuenta, más allá de pequeñas ayudas puntuales.

No en vano, se ha hecho una experta en buscar las opciones más económicas para aquilatar costes en la medida de lo posible: «Salzburgo salió por unos quinientos euros. A Dubai, solo los vuelos fueron casi cuatrocientos y, al final, con todo, se fue a unos ochocientos. Ahora, para Rabat, el hotel y los vuelos los conseguí por unos cuatrocientos».

El día a día lo vive también pegado a su disciplina deportiva, ya que es la responsable de kárate en el Centro de Tecnificación de Pontevedra. Y se ejercita en el Club San Francisco de Teo con el mismo entrenador con el que se inicio, Óscar Lafuente.