Una vecina de Toques devolverá 1.300 euros al fisco por 40 euros de premio

Natalia Rodríguez Noguerol
natalia noguerol MELIDE / LA VOZ

SANTIAGO

NOGUEROL

Hacienda le reclamó la deducción del 2015 al anular ese derecho la renta que declaró su hijo, discapacitado, por el galardón

28 oct 2019 . Actualizado a las 01:35 h.

A Paz Buján va a salirle caro el premio que su hijo Óscar recibió en un concurso de Carnaval del Concello de Melide. Al chaval lo presentaron en grupo con sus compañeros del centro ocupacional que la administración melidense ofrece como servicio para las personas con algún tipo de discapacidad. Ni madre, ni hijo se acuerdan ya de qué disfrazaron a la comparsa. Fue en el 2015. La única certeza que tiene esta vecina de Toques es que por los 42,86 euros que le ingresaron a su vástago como parte correspondiente del premio va a tener que devolver 1.343,20. Se los reclama la Agencia Tributaria. Y lo hace cuatro años después de haber recibido el premio su hijo, con una discapacidad reconocida del 78 %. «Se teño que devolver os cartos, devólvoos, pero paréceme moi inxusto», afirma.

El pago que Hacienda le reclama a esta vecina de Toques se corresponde con la percepción anual, correspondiente al 2015, de los 100 euros que le deducen cada mes por descendiente con discapacidad. Esto es: 1.200 euros y 143,20 euros a mayores, en concepto de intereses de demora, que le aplican por percibir la deducción de manera anticipada. En la notificación que, el pasado mes de julio, recibió de la Agencia Tributaria, comunicándole la propuesta de liquidación provisional, se califica de «improcedentes» los 1.200 euros, que, en 2015, se le abonaron de manera anticipada por la deducción a la que tiene derecho la mujer por descendiente con discapacidad. ¿Por qué? Una vez el Concello melidense efectuó el ingreso bancario del premio de Carnaval -en junio de ese año-, el organismo adscrito al Ministerio de Hacienda obligó a presentar la declaración de la renta del chaval, toda vez que la obtención de ese premio se considera, a efectos fiscales, una ganancia patrimonial no exenta de tributar. Y esa declaración del IRPF de Óscar arrojó «rentas por un volumen superior a 1.800 euros. Lo cual significa -se lee en la comunicación de la Agencia Tributaria- que no cumple los requisitos establecidos para generar el derecho al mínimo por descendiente y, por consiguiente, al mínimo por discapacidad», que es el que se materializa con la deducción de 100 euros mensuales a su madre. El premio fue, por tanto, lo que obligó al hijo de Paz Buján a presentar una declaración de la renta de la que está exento, porque con la pensión no contributiva que recibe -de 392 euros mensuales- no supera al año los 8.000 euros de mínimo exigible.

El respaldo del Concello melidense a la reclamación de la afectada no surtió efecto

De nada sirvió ante la Agencia Tributaria la documentación que Paz Buján adjuntó de apoyo a la alegación que presentó en contra del reembolso que se le reclama. «Es injusto y desproporcionado, ya que los ingresos son los derivados del centro ocupacional», se lee en la reclamación de la mujer, que acompañó un escrito de la trabajadora social del Concello de Melide en el que se explica en referencia al premio que «o obxectivo deste pago único foi motivar ao alumno a seguir participando en actividades e eventos que contribúan a mellorar a súa autoestima». Por esa razón, en el escrito municipal se solicita «que non se teña en conta esta cantidade para establecer o límite de recursos, dado o carácter social da mesma».

No surtió ante Hacienda, que rechazó la reclamación. Ante esta situación, a Paz Buján solo le asiste el derecho a la pataleta pública y le queda la resignación. Ya asumió que tiene que pagar y para poder hacerle frente a los 1.343, 20 euros que la Agencia Tributaria le reclama del año 2015, esta trabajadora del hogar solicitó el pago fraccionado en dos años. Se le denegó. Finalmente, le hará frente en un año, con arreglo a las cuotas mensuales establecidas por la Agencia Tributaria. De toda la experiencia, la mujer lamenta que, en su día, no se le haya informado del perjuicio económico que le causaría el premio que su hijo recibió de un concurso al que lo presentaron. «A min si mo din, renuncio aos 42 euros, e máis a 50, a 60, a 100...», afirma la mujer.