Paula Sande y Ángel Fagilde: «Hay que aprovechar el talento de los mayores y su disposición a aportar»

a. c. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Paco Rodríguez

Las Aulas Sénior abren un curso que amplía actividades y con personas más jóvenes

31 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La Asociación Cultural Galega da Formación Permanente de Adultos (Ategal) o, lo que es lo mismo, las Aulas Sénior de Galicia, arrancaron ayer un nuevo curso con objetivos y contenidos renovados, y con gratificantes novedades como la reducción de la cuota de doscientos a cien euros, fruto del apoyo de la Xunta. Lo hicieron, además, con un atractivo añadido, como es la presentación del libro 40 anos do Camiño, conmemorativo de las cuatro décadas que cumplió Ategal el año pasado y que ve la luz ahora, tras el trabajo desarrollado durante los últimos meses por los alumnos aportando sus recuerdos convertidos en pequeñas historias y acompañados por fotografías procedentes de sus propios álbumes, «un libro muy bonito y fácil de leer del que todos vamos a aprender», explica Paula Sande, y que se completa con contenidos audiovisuales interactivos a través de código QR.

Desarrollado a través del programa O Teu Xacobeo y con aportación intergeneracional, es un trabajo historiográfico que combina liturgia, leyendas y evolución del Camino con un ejercicio colectivo de memoria que rescata temas y anécdotas de la vida cotidiana, como la evolución de la radio, el comercio o el cine, con episodios tan divertidos como aquel de las colas en el Yago, en 1971, para ver una película de destape, Las melancólicas, porque la versión censurada se intercambió por error con la original y esta llegó a Santiago de Compostela en vez de a Santiago de Chile. Durante cinco días, hasta que reaccionó la censura, las colas fueron interminables en la Rúa do Vilar.

Además de actividades muy consolidadas y con gran demanda, como las de tecnología (informática y telefonía móvil), cultura (inglés y francés) y actividad física (gimnasia, pilates, yoga), las Aulas Sénior de Santiago incorporan este curso grupos de ciencia (ecología y medio ambiente), ayuda mutua (con la Escola de Traballo Social), teatro y portugués, «y estamos impulsando un espacio intergeneracional permanente, los lunes a partir de las seis de la tarde, de conciliación y encuentro entre diferentes generaciones», explica Paula Sande. «Las actividades culturales y de tecnología tienen mucha demanda», señala la directora de los cursos, y añade que los mayores son cada vez más conscientes de que «la tecnología en un momento dado de sus vidas les puede ayudar, y están dispuestos a verlo no como algo intrusivo, sino como un instrumento para mejorar su calidad de vida».

En este contexto de la tecnología aplicada a la vida de las personas mayores se enmarca el programa SéniorLab, un laboratorio de innovación para favorecer un envejecimiento proactivo y dar soluciones a los retos de la vida de los mayores. Por ejemplo, probando productos y servicios para constatar que se adaptan a sus necesidades.

Paula Sande y el presidente de Ategal, Ángel Fagilde, proclaman con rotundidad que es necesario que las empresas «cuenten más con las personas mayores» y que lo hagan antes de poner en marcha sus iniciativas innovadoras dirigidas a ellos, no a posteriori, porque SéniorLab es «un vivero de creatividad» alimentado por personas involucradas y con una alta formación. Es esta solo una de las vías de promoción del talento sénior que «la sociedad no aprovecha como debiera», Ángel Fagilde y Paula Sande afirman con rotundidad. Para ello, consideran necesario un pacto social, «ver a los mayores como personas con talento, con disposición de aportar y que ellos se lo crean». Avanzar en la puesta en valor de ese enorme caudal de talento, sea a través de SéniorLab o de acciones como las asesorías, los programas intergeneracionales y de voluntariado, la impartición de clases a otros mayores y el desarrollo de programas para personas sénior más jóvenes, «porque cada vez nos llegan más de 50 o 55 años», es otro de los objetivos inmediatos que traza Ángel Fagilde.