La mascarilla se rinde al estampado

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

El pequeño comercio de Compostela hace de la necesidad tendencia y ofrece un abanico de colores

01 jun 2020 . Actualizado a las 14:41 h.

Ahora que cubrir la cara es obligatorio en gran parte de las rutinas diarias, se amplía el abanico de posibilidades y colores. La mascarilla, que nació como un elemento estrictamente sanitario y sobrio, se rinde ahora al dictado de la moda. Los estampados han llegado al pequeño comercio de Compostela, convirtiendo la necesidad en tendencia y contribuyendo también a cubrir parte de esa demanda ingente de mascarillas higiénicas reutilizables.

De flores, encaje, animal print, de lunares, a rayas, con estrellas y hasta de tela vaquera son las mascarillas fabricadas a mano, reutilizables y lavables del negocio de moda y complementos Ebony, donde recuerdan que no son equipos de protección individual, ni productos sanitarios y «es fundamental complementar su uso con otras medidas de prevención, como el distanciamiento social o el lavado frecuente de manos».

En Donna Tela las tienen reutilizables y de doble capa para niños y adultos, en satén lisas o de algodón con dibujos, con un tratamiento antibacterias.

Y con peces, coches, patitos... alegran la era poscovid en la tienda de artesanía Como Pez en el Agua, en San Pedro, donde lo que comenzó siendo un favor para amigo que pidió a Leonor Díaz que le cosiese una. Luego, para una vecina y para ella misma. La foto que publicó en el Facebook de su creación hizo que empezaran a lloverle encargos.

También en la almendra del casco histórico varios acabaron subiéndose a este barco. Entre ellos, la tienda de tocados Misha Millinery de As Orfas (antigua Novedades Carmiña). De la firma Maskhat, hasta los maniquíes llevan mascarillas originales y coloridas en este establecimiento, donde anuncian que pronto tendrán también FFP2 con cristales Swarovski.

No muy lejos de allí, también Xeitosa apuesta por la moda más funcional. Su gerente, Carmen Pérez Corredera, reconoce que nunca pensó que algún día tendría una colección de primavera-verano de mascarillas «y desde luego espero que no sea necesaria una nueva para el 2021», añade.

«Considero que la moda siempre se debe adaptar a nuestras necesidades y gustos, y no al revés. Por desgracia, en este momento, la mascarilla se va a convertir en un complemento necesario y estoy viendo que la gente que las reclama quiere que sean cómodas y se adapten a sus gustos, como es lógico. Es una petición que ya se aplicaba a cualquier otro tipo de prenda. Las mascarillas de tela precisamente pueden cumplir esos requisitos y, a la vez, suponen una opción más sostenible y económica a largo plazo con respecto a las quirúrgicas. Aunque no hay que olvidarse se seguir una serie de recomendaciones para su buen uso y utilizar un filtro para que sean efectivas», destaca Carmen.

Solidarias

Especial mérito tiene Ana López Souto, de Boneco Tolo, que solo cobra las mascarillas caseras que hace para los adultos. «Estoy donando a hospitales y a los niños», explica esta costurera reconvertida en una autónoma luchadora, con una discapacidad de un 65 % y once operaciones encima. Comenta que perdió la cuenta el mes pasado, cuando llevaba hechas 643 mascarillas. A estas alturas ya son más de un millar y dice que «mientras pueda, voy a seguir donando mascarillas y gorros quirúrgicos».

En las mascarillas -como en la vida-; para gustos, colores. «Las de animales son las que más salida están teniendo y las de Disney. Los hombres prefieren las lisas, no son tanto de colores. Y la de Frida Kahlo ha sido un bum y para conseguir la tela es casi imposible», indica Ana López, quien contó con la donaciones de comercios como Tejidos Lúa.

Eso sí, no hay mascarilla más preciada ni más bonita que la que hace una madre, abuela, pariente cualquiera o vecino con amor.