El mítico local de la avenida de Vilagarcía reabre con una cocina accesible
03 oct 2020 . Actualizado a las 12:28 h.Cuando Moncho abrió en 1975 el Anexo Vilas, en el número 21 de la avenida de Vilagarcía, el paquete de Ducados costaba 10 pesetas (seis céntimos). Con mil duros (cinco mil pesetas, treinta euros) una familia de las de antes podía comer merluza fresca y marisco bien a gusto. Con el doblete de su querido Atlético de Madrid, en 1995, el restaurante estaba en su mejor momento, y a falta de Internet y sus crueles reseñas anónimas, era el gran referente de las guías de Santiago para comer bien.
El siglo XXI le sentó mal a los Vilas, tanto a la casa del Camiño Novo como al Anexo, y ambos negocios acabaron sucumbiendo a las nuevos tiempos gastronómicos, retirando de sus vitrinas la vajilla en la que había comido el papa Juan Pablo II cuando visitó Compostela en 1989.
El local vacío, con su fachada de madera y latón, atrajo la atención de Alberto Lareo cuando todavía era una de las promesas de la cocina gallega. Allí abrió el Manso, que en sus siete años de vida mantuvo constante el éxito de las críticas, aunque fue más irregular con el público. Lareo, que ya había pasado por casas de prestigio, recaló en O Retiro da Costiña, el proyecto de la familia García en Santa Comba, una vía rápida para defender una de las estrellas Michelin que más relucen en el escenario gastronómico gallego.
Hoy Santiago entra en el túnel del tiempo hostelero con la reapertura del local de la avenida de Vilagarcía. Junto a la puerta ya no estará el teléfono desde el que Alvite -el viejo- cantaba sus crónicas al periódico. Borradas esas estampas nostálgicas, allí estarán esperando Jonathan Álvarez Pereira y Christian García Pérez, encargado y cocinero de O Encontro, un nuevo proyecto radicalmente diferente a los anteriores y que está respaldado por dos empresarios chinos afincados desde hace años en Galicia.
Tenían en mente abrir las puertas de la churrasquería en marzo, pero pasó lo que pasó y tuvieron que aplazar una inauguración que ahora celebran con prudencia en las distancias, pero sin medida en lo que se refiere a las cantidades. Hasta el 15 de octubre se puede repetir churrasco sin límite y la casa invita a la primera consumición.
Un local reconocible
El local sigue siendo reconocible para los compostelanos de siempre, porque mantiene la disposición y buena parte de la decoración original, ya sin las fotos de Manuel Fraga y Tomás Reñones, como es lógico. También mantiene buena parte de la renovación estética que se le dio para el Manso, con dos zonas diferencias, una hacia la avenida de Vilagarcía, y la otra, al nivel de un primer piso, hacia Frei Rosendo Salvado.
Un menú asequible para llegar a los estudiantes
La idea de los promotores es ofrecer un menú asequible -en torno a 13 euros, con bebida, postre, patatas y ensalada- para llegar a los estudiantes, por lo que el tique medio para una pareja rondará los 30 euros, esos mil duros de los que hablábamos al principio. Va a ser cierto que el marisco es para los viejos. El churrasco es el futuro.