«Veo a personas con covid hacer planes, mientras otras se despiden de la vida»
SANTIAGO

Estudiantes de la USC comunican a pacientes del Clínico con sus familias
07 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.«Sin una situación como la actual pandemia no se pueden hacer prácticas como esta, son una experiencia única. Veo a personas con covid hacer planes, porque evolucionan bien y calculan que en tres o cuatro días pueden irse de alta; mientras otras se despiden de la vida, están muy mal y son conscientes de que les pueden quedar pocos días, estas personas son la parte más dura». Así explica Iria Gayoso, alumna de quinto curso de Medicina, su experiencia en las plantas de pacientes covid del Hospital Clínico. Participa en el programa Higea, de la Cátedra de la Cronicidad de la USC. «El primer día vas al hospital con la idea de que te va a impactar más lo que te vas a encontrar, por lo que relatan los medios y por lo que sabemos de esta nueva enfermedad. Pero ves personas animadas, te sorprende mucho», afirma Sandra López, estudiante de cuarto de Medicina, que también participa en la iniciativa.
Son dos de 22 estudiantes que acuden una semana al Clínico y después descansan. Se turnan, por las tardes. En las plantas covid del hospital facilitan la comunicación de pacientes ingresados con sus familias. Sobre todo de quienes tienen más problemas o no disponen de medios adecuados para una videollamada.
Cuando comenzaron a acudir, las personas tratadas de covid ocupaban cuatro plantas de hospitalización convencional, pues este alumnado no va a las unidades de cuidados críticos. Ahora se ha reducido la ocupación a la mitad. Para su selección, la cátedra pedía inicialmente estudiantes de Medicina o Enfermería que hubiesen superado el covid; después suprimió el requisito y admitió a quienes no se contagiaron. Ese es el caso de Sandra e Iria. A ellas las formó Montse Sánchez Agustino, de la Cátedra, y después ellas hicieron de formadoras con colegas.
«Me apunté y asumí el riesgo que supone esto por pensar en mi abuela y en otros familiares, pensando que tal vez precisen ingresar y estuviesen solos. Es un trabajo duro, porque ves los efectos del covid. Como hice prácticas en medicina interna o pediatría, trato de verlos como si fuesen un paciente más, pero consciente de la posibilidad del contagio», indica Iria.
Para Sandra «cuando se conoce la enfermedad se actúa más seguro y se toman medidas para evitar un contagio; sabes que está ahí el coronavirus y sigues el protocolo riguroso de poner y retirar bien los equipos de protección individual y todo lo demás. Puede ser más peligroso estar confiado en el supermercado o en el ascensor de tu casa, tocar algo que no sabes que está contaminado y después tocar la cara y contagiarte». Sostiene que «como futura médica esta experiencia me parece enriquecedora y necesaria».
Ambas coinciden en que la vida en una habitación covid, para un paciente que no esté acompañado, es dura, pues no hay mucho que hacer. De ahí el interés de hablar con este alumnado, y de comunicarse con la familia: «Nos dicen que se hace pesado el ingreso, estar encerrados», afirma Iria. Pacientes y familiares les animan a veces para que se involucren en su diálogo.
Sandra e Iria tiene experiencias previas de voluntariado: Iria lo ejerció en el Camino de Santiago, en la Cocina Económica, en el hospital o en residencias de mayores. Y Sandra, que es deportista y técnica de la Federación Gallega de Yudo, incluso tuvo una experiencia en la India con niños de diversidad funcional. Ahora es diferente, admiten.
Prevén trasladar la iniciativa a hospitales de A Coruña y Vigo
Montse Sánchez Agustino, de la Cátedra de la Cronicidad, avanza que contactó con la Consellería de Sanidade para poder trasladar esta iniciativa del Clínico a hospitales de A Coruña y Vigo. Ella asumió el voluntariado antes de que comenzase el alumnado de la USC. En Santiago acuden por las tardes, entre 2 y 3 horas, entre la merienda y la cena. Cada llamada suele durar sobre 15 minutos. A veces, al otro lado de la videollamada están varias personas de la familia del paciente covid, que se interesan por su actividad diaria en el hospital, les cuentan cómo siguen las cosas en el hogar y otras informaciones que le interesen. «Hablan con los hijos y los nietos, a veces con grupos grandes», indica Sandra López. Gayoso explica que, cuando más, facilitó la comunicación de ocho pacientes una tarde. «En otra, al haber altas, solo dos», dice.