Las calles de Santiago se tiñen de lila en un 8M que resiste entre medidas de seguridad

borja casal SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Por la mañana se sucedieron distintos actos en defensa de los derechos de las mujeres y por la tarde miles de manifestantes llegaron al Obradoiro

09 mar 2021 . Actualizado a las 23:56 h.

Entre medidas de seguridad, pero con los mismos ánimos que cualquier otro año: «Aquí está, aquí se ve, o feminismo galego en pé», corearon centenares de mujeres que recorrieron las calles de Santiago en la mañana del 8M, marcado este marzo por la pandemia y la polémica de poder o no manifestarse. Por la mañana, pequeños grupos se fueron uniendo a una marcha que se fue agrandando desde Praza de Galicia hasta la SC-20, a la altura de la Avenida de Lugo, siempre manteniendo unas distancias que superaron con mucho el metro y medio recomendado y agrupándose en columnas.

El uso de mascarillas y el cambio de silbatos o gritos constantes por tambores, panderetas o cazos también fue según lo esperado, todo con la intención de reducir al máximo los aerosoles y disminuir el riesgo de contagio. Lo que no cambió fueron las consignas («Mulleres somos, mulleres seremos, pero na casa non nos quedaremos»), voceadas por manifestantes y aplaudidas por curiosos que observaban atentos el paso de la marcha, que volvió a clamar contra la violencia machista o la brecha salarial.

«O 8M sempre o vin como un día de coidados mutuos e de estarmos xuntas, pero agora as circunstancias son as que son e hai que facelo con precaucións», explica Carme, en relación a las limitaciones impuestas por la pandemia y al ambiente general, festivo igualmente, aunque algo más frío que otros años. Los peligros sanitarios de las marchas han traído polémica, sobre todo mientras se suceden otras concentraciones, como algunas neonazis en Madrid. «Que nos vai parecer? Sempre buscan algunha escusa para atacar o feminismo e agora teñen esta. Xa nos criminalizaron o ano pasado e este igual», apunta Carme, que reconoce que en grandes ciudades como Madrid pueden darse más dificultades para cumplir con las medidas de seguridad en manifestaciones masivas, pero que en el caso de Santiago, destaca, «todo se está facendo con moito coidado, respectando distancias e evitando riscos».

En la misma línea se expresa Esther Castro, que indica que «hai moita polémica sobre manifestarse ou non, pero nunhas semanas temos a Semana Santa aí. E quen di Semana Santa, di calquera outra cousa, porque nun supermercado estás máis preto da xente que aquí».

Ya por la tarde, a las 18 horas, las manifestantes salieron de la praza 8 de marzo, cruzaron el casco monumental y llegaron al Obradoiro. Allí se reunieron centenares de mujeres de todas las edades que entraron en la praza a golpe de tambor, pancartas y voces reivindicativas. La afluencia fue mayor que por la mañana y el ambiente algo más festivo, con mayor presencia de niños y niñas y con la emoción a flor de piel al ver cómo el Obradoiro se iba llenando poco a poco. Desde la organización insistieron en mantener la distancia de seguridad y colocarse por columnas; incluso probaron tal separación pidiendo a todas las personas allí reunidas que estirasen sus brazos para demostrar que se cumplía con lo exigido.

«Pese a todas as restricións, o movemento feminista galego non vai ficar calado», se escuchó al inicio del manifiesto que se leyó para cerrar la concentración. En él se recordó que la crisis sanitaria evidenció que el trabajo de los cuidados sigue realizándose sin remuneración y se apeló a un «enfoque de sostibilidade creando redes de coidado e poñendo a vida no centro de todo».

También se demandó poder «maternar de forma digna e con corresponsabilidade social» y acabar con las violencias machistas que se han agravado durante la pandemia. «Non podemos soportar ningún asasinato máis», concluyeron. La violencia económica, el papel de la mujer en los sectores más golpeados por la pandemia (como las trabajadoras del hogar), las pensiones bajas que sufren mayoritariamente o la dotación de medios en el rural, lejos de los centros urbanos en los que están los servicios de atención, fueron otras de sus demandas.

Más actos

En la jornada también hubo tiempo para los actos institucionales. A las 10.30 horas, el alcalde y representantes de todos los grupos municipales leyeron distintos poemas en el Obradoiro, como Penélope, de Xohana Torres y escogido por la concelleira Mercedes Rosón por ser «un monumento poético ás mulleres e ao feminismo», o Cristal, de Xela Arias —homenajeada en las Letras Galegas de este año— y recitado por la portavoz del Bloque, Goretti Sanmartín.

La literatura y el feminismo continuaron en Raxoi dos horas más tarde con la entrega del premio Xohana Torres, dotado con 2.500 euros. La ganadora fue Rosa María Taboada Rey por su trabajo audiovisual «Na procura da Luz», sobre la escritora Luz Pozo, fallecida el año pasado.

 En otros concellos también se sucedieron los actos, como en Ames: a partir de las 18.30 se leyó un manifiesto de todos los partidos y se realizó una concentración feminista.