La apertura de nuevas farmacias en la comarca de Santiago refuerza el servicio en plena pandemia

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOÁN A. SOLER

En los últimos seis meses se inauguraron cinco boticas entre Bertamiráns, Teo, Brión y Val do Dubra; y otra más se sumará a las anteriores en breve en O Milladoiro

20 jul 2021 . Actualizado a las 01:12 h.

Las farmacias han demostrado su papel esencial durante la pandemia y cada día van ganando más terreno. Esta red se ha visto, además, ampliada desde comienzos de año en la comarca de Santiago, donde se ha reforzado el servicio con nuevas aperturas. En los últimos seis meses han iniciado la actividad cinco boticas, como resultado de un largo proceso de adjudicación que cumplió en mayo tres años y ha permitido poner en marcha a nivel autonómico 41 nuevas oficinas farmacéuticas en un momento clave.

En enero tenía lugar una de las primeras inauguraciones, en Bertamiráns (Ames), la de la Farmacia Antucho Espinosa. Su titular lleva toda una vida dedicado a la profesión y ejerció durante 25 años en A Gudiña (Ourense), así como en otros concellos. En la misma calle, la avenida da Mahía, abría en abril otra botica, la de Manuel Donado Campos. El concello de Ames ha sido el que más beneficiado ha salido en este último concurso abierto por la Consellería de Sanidade, pues fueron tres las adjudicaciones dentro del territorio amiense, que pasará de tener 8 a 11 oficinas. La última de ellas se ubicará en la travesía do Porto, frente al centro comercial Novo Milladoiro. El bajo ya tiene instalado el letrero, con el apellido de su titular, Nuria Fol.

Las otras tres que comenzaron ya a dar servicio, se encuentran en Teo (en la parroquia de Calo), en Brión (en Os Ánxeles) y en Val do Dubra (en Portomouro). La Farmacia Rosa Lorenzo es la cuarta botica brionesa y se emplaza en la avenida de Noia, junto a la gasolinera Galp. Se trata de una casa de piedra de 1930 restaurada que dota al negocio de un particular encanto y, en el poco tiempo que lleva abierta, ya ha recibido valoraciones muy positivas de los vecinos, quienes destacan su «encanto» arquitectónico y buena atención y «trato fantástico».

Elige Dubra antes que Pontevedra

La incorporación en Val do Dubra fue la de la botica dirigida por María Carmen Lois González, quien se estrenó este año como titular de su primer negocio. Explica que, aunque tenía la posibilidad de irse para Pontevedra, «ni me lo planteé». Tras haber trabajado varios años en una farmacia de una zona rural, «tenía claro que si tenía la oportunidad quería tener mi farmacia en un pueblo pequeño», afirma una mujer que disfruta con el trato cercano y con esa atención casi personalizada que permite un lugar como Portomouro, habitado por unas 200 personas. La pandemia, cuenta, retrasó su apertura y en abril se convertía en la segunda oficina de Dubra, que se une a la lista de los 16 municipios de la zona con una farmacia por cada 2.000 habitantes.

Fruto de un traslado, abría también en Santiago la Farmacia da Rocha en el viaducto de A Rocha (junto a Fruterías Doi). Con un párking privilegiado y situada en la carretera hacia O Milladoiro y Padrón, con elevado tráfico diario, son muchos los que a diario pasan por allí y tienen una opción más para hacer sus compras y coger sus medicamentos. 

La ratio por habitante sigue arrojando diferencias notables entre unos concellos y otros. Tras las nuevas concesiones, los municipios mejor atendidos -en función las de boticas que tienen en su entorno y el número de habitantes- son: Toques (1 farmacia) 1 / 1.107,  A Baña (3 farmacias) 1 / 1.138, Frades (2 farmacias) 1 / 1.151,  Dodro (2 farmacias) 1 / 1.375 y Negreira (3 farmacias) 1 / 1.375. Y, en el otro lado de la balance, la peor ratio se encuentra en Ames (11 farmacias) 1 / 2.918m Teo (7 farmacias) 1 / 2.661, Oroso (3 farmacias) 1 / 2.511, Vedra (2 farmacias) 1 / 2.503 y Rois (2 farmacias) 1 / 2.252.

«La crisis sanitaria fue mala para todos los negocios, incluido este»

En contra de lo que muchos podrían pensar, abrir una farmacia en medio de una pandemia no implica hacerse de oro. Bien lo sabe Beatriz Otero, quien se estrenó como titular en Farmacia Teo. Abrió sus puertas el 28 de enero en la travesía de Balcaide (parroquia de Calo). «Estábamos en el municipio con un cierre perimetral y había muy poco movimiento», recuerda esta farmacéutica afincada en Pontevedra. Ella lo tiene claro: «La crisis sanitaria fue mala para todos los negocios, incluido este». Dice que de la venta de mascarillas no se mantienen las boticas, porque «en muchos casos se venden casi a precio de coste y no dan casi beneficios. Sin embargo, con la pandemia sí dejas de despachar muchas otras cosas, a parte de medicamentos... Los clientes vienen a por lo indispensable».

Explica que ya se presentó al anterior concurso abierto por Sanidade para atender el aumento poblacional hace 12 años, aunque era entonces una recién licenciada y no tenía muchas opciones, «y menos con el sistema de puntuación que pusieron. El de ahora fue más justo», destaca. Para Beatriz Otero, tener su propia farmacia es «una ilusión que tenía de siempre y un reto personal cumplido».

Cuenta que, al margen de los palos que puso en las ruedas el covid, la acogida del negocio por parte del público fue buena. En su farmacia puso en marcha un servicio personalizado y dirigido, fundamentalmente, a personas mayores. Se conoce como SPD y consiste en ordenar el pastillero y la dosificación de fármacos que deben tomar cada día. Para ello, desde la botica revisan la medicación y, si ven interacciones entre los tratamientos, hablan con el médico del cliente para resolver el problema. «Es un servicio muy apreciado, sobre todo, por la gente que vive sola y por sus familiares», indica Otero.