Los vecinos de Conxo, críticos con el resultado de las obras del Camino

lucía ortigueira / i. c. SANTIAGO / LA VOZ

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Reprueban la falta de funcionalidad y la peligrosidad de algunas zonas

04 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Poco entusiasmo despiertan las obras que hoy siguen su curso en el Campo de Conxo, Praza de Aurelio Aguirre y la rúa Benéfica. La remodelación de la zona, que pretendía crear un espacio más cómodo tanto para los vecinos como para los peregrinos que pasan por el Camino Portugués, no llega al aprobado para muchos. Casi dos años de trabajos agotan la paciencia y aumentan el descontento de los viandantes.

Jesús Rivas observa desde la plaza central, la que ahora se conoce como «pequeño Obradoiro», el aspecto del lugar. «Esperaba outra cousa», dice. No cree que las reformas cumplan su cometido: «Nin sequera é máis cómodo. Van facer que a estrada sexa dun só sentido, en lugar de dobre, e van quitar o aparcadoiro que hai fronte aos bares, eles vano pasar mal». Lo confirma Chara Fernández, dueña de uno de los locales afectados, «A da Chara»: «Isto vainos afectar economicamente, de momento non están multando por aparcar aquí pero cando se inauguren as obras teremos que parar no párking do ambulatorio, que ás 8 da mañá xa está cheo». Tampoco sabe qué pasará con el servicio de carga y descarga, intentan que se les habilite una zona. Por otro lado, no entiende que las obras se hayan efectuado con la vista puesta en mejorar el bienestar de los peregrinos: «Unha vez van chegando a Santiago poden coller dous desvíos, Santa Marta ou Conxo. Mentres por aquí pasan 3, por Santa Marta 5.000», ejemplifica para dar a entender que el tránsito de caminantes no es significativo. «Todo isto preocúpanos. Despois de estar dous anos tirados, pola pandemia e polas obras, esperamos que nos atopen unha solución para aguantar», sentencia.

A Aurora Roca, vecina de la zona, le gustaba más el aspecto anterior de la plaza. Ve muchos puntos flacos: «Os bancos están mal situados. No inverno hai xiada e non te podes sentar, e no verán dálles de pleno o sol, non vai haber quen o aguante. Ningún está á sombra». Le preocupa la seguridad de la zona: «Hai moitos cambios de altura, diante do centro sociocultural xa teñen caído varios nenos». El paso para los peatones no se facilita. Sigue con la opinión que le merece el paisaje: «Plantaron árbores onde non pintan nada, aínda lle dificultan o tránsito aos autobuses». Aun así, los urbanos, además de los residentes, serán los únicos que tengan el derecho de circular en ambos sentidos por la calle. Aurora Roca tiene algo que decir sobre las marquesinas: «Case non colle ningúen. Espero que polo menos as cerren por arriba, ou imos ter que estar co paraugas nelas».

Las paradas de autobús se han movido de sitio en la rúa da Benéfica. José Duro vive por allí y alega que el cambio se debe a motivos de visibilidad: «Disque así os chóferes van ver mellor a xente da parada». No critica la totalidad de las obras, pero sí incide en algún detalle. Han ampliado las carreteras y algunos espacios se han quedado muy vacíos. Además, el pavimento escogido no siempre es el mejor. A veces cuesta diferenciar las zonas peatonales de las habilitadas para automóviles. Otras, los bordillos son casi invisibles. Francisco López, que está asomado a la ventana de su casa, cuenta que se cayó a la altura de Televés por ese motivo: «Se non chega a pasar por alí unha rapaza que me axudou non me levantaba».

Aunque el sentir general es de insatisfacción, hay quien está conforme: «Agora está todo moi moderno pero bueno, paréceme ben», dice Mercedes Méndez. Por su parte, Maruja Fernández, que vive justo enfrente de la plaza, comenta que la ve «estupendamente, agora teño máis vista», ya que antes el muro se la tapaba. Aun así, espera que se pongan barandillas para evitar caídas y que se señalice la zona.