Fallece Ramón Castromil Ventureira, excepcional fusión de hombre de la cultura y de la empresa

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Ramón Castromil, en diciembre del 2018, al recibir el título de Fillo Predilecto de Santiago
Ramón Castromil, en diciembre del 2018, al recibir el título de Fillo Predilecto de Santiago PACO RODRÍGUEZ

Hijo predilecto de Santiago, fue pianista de éxito y presidente de la histórica compañía de transporte de viajeros Castromil

21 abr 2022 . Actualizado a las 23:44 h.

Con el fallecimiento de Ramón Castromil Ventureira, Santiago y Galicia perdieron ayer a un hombre que supo reunir en su persona una excepcional dualidad de hombre de la empresa y de la cultura. Se propuso que su compañía, la de autobuses Castromil, fundada por su abuelo y que abrió la primera línea de transporte de viajeros entre Santiago y Pontevedra en 1918, tuviera alma. «Apliquei a música á empresa, quixen ver a actividade artística reflectida en Castromil», dijo para explicar que sus buses llevasen nombres de personajes gallegos, iniciativas editoriales como los Contos do Castromil y otras muchas que fueron referentes de la cultura y la galleguización del mundo empresarial.

Licenciado en Derecho, Ramón Castromil se inclinó hacia la música. A los seis años de edad ya tocaba el piano, y fue discípulo de Ángel Brage, Carlo Zecchi o Guido Agosti. Durante más de una década residió en Francia e Italia y ofreció conciertos por todo el mundo. En 1969 se puso al frente de la empresa Castromil, y la modernizó e hizo crecer. Posteriormente volvió a la docencia musical y desarrolló una intensa actividad cultural.

Fue vicepresidente del Consello da Cultura Galega y recibió numerosos reconocimientos, como el Pedrón de Ouro, el Premio de la Crítica y el de las Letras y las Artes de Galicia. También fue diputado en la primera legislatura autonómica. En el 2018 fue nombrado por el Concello hijo predilecto de Santiago, un acto que fue una de sus últimas apariciones públicas.

Ramón Castromil, que había nacido en Santiago el 11 de septiembre de 1930, se emocionaba al hablar de su ciudad, de la que estaba profundamente enamorado. «Para min, Compostela representa un peso enorme, como se fora miña nai. Imprime carácter. É un sacramento», manifestó a La Voz en junio del 2008. Él consideraba que «os santiagueses temos unha sensibilidade moi especial». También se mostraba muy afectado por la demolición, en 1975, del histórico edificio Castromil, en la plaza de Galicia, una joya modernista que había sido sede de la empresa familiar: «Os mazazos na fachada soaban como golpes no meu peito. Cheguei a sentir unha dor física. Foi un crime contra Santiago», rememoraba.

Hombre de tertulias, en sus viajes por Europa departió con destacados personajes del mundo de la cultura y de la política, y en Santiago, en las de los cafés Español y Derby, tuvo como interlocutores, entre otros, a Blanco Amor, Piñeiro, Maside o García-Sabell, entre otros. Esta idea de la recuperación de los cafés-tertulia estaba detrás de otra de sus fructíferas iniciativas, la recuperación del histórico Casino de Santiago, en plena Rúa do Vilar.