Francisco Omil: «Santiago es referencia mundial en tratamiento de aguas residuales»
SANTIAGO
Considera el plástico un invento «fantástico», pero que es una «barbaridad» de un solo uso
13 jun 2022 . Actualizado a las 22:47 h.La ciudad acogió la semana pasada un relevante congreso sobre contaminantes en aguas residuales, en el que participaron trescientos especialistas de cuarenta países de todo el mundo. El presidente del comité organizador del encuentro, Micropol 2022, es Francisco Omil (O Grove, 1966), catedrático de Ingeniería Química de la USC. «Santiago es una referencia mundial en el tratamiento de aguas residuales, aunque no es algo que se sepa. Es producto del trabajo e investigación de muchos años que iniciaron Juan Lema y Ramón Méndez —hoy profesores eméritos—, una tarea a la que dimos continuidad otros investigadores más jóvenes», según indica Omil.
Sobre la EDAR de A Silvouta señala que ha quedado «obsoleta», porque no tiene capacidad para tratar más allá de la mitad del caudal que recibe, apostilla. «La buena noticia es que la nueva depuradora prevista es una tecnología innovadora y capaz de eliminar la totalidad de los contaminantes que generan la ciudad y su entorno. Además de poder eliminar todos los nutrientes, se mantiene en la misma ubicación y no precisa más espacio, algo que es muy importante, ya que no será necesario ampliar conducciones ni bombeos», tal como explica, mientras lamenta el tiempo que se ha perdido en acordar una solución que considera «positiva». Las referencias en Galicia son las depuradoras de Vigo, Ourense, Lugo y A Coruña, porque tratan las aguas y los lodos, de los que se obtiene biogás, según añade.
«En los años 50 y 60 iban a las aguas productos naturales, lo que comíamos y consumíamos en aquella época, hasta el punto de que podíamos reutilizar las aguas residuales. Hoy tiramos un montón de sustancias sintéticas, detergentes, fragancias, etcétera, que degradan muchísimo el entorno. Y eso que nuestro medio natural resiste mucho, de hecho, me quedé muy sorprendido con la regeneración tras el vertido de petróleo del Prestige. Y el Mar Menor (Murcia) es una sopa de bacterias donde la vida de peces y crustáceos no existe debido al vertido constante de nutrientes», señala el experto, que, por otro lado, propone depuradoras más pequeñas y a medida. «Es un camino que debemos recorrer, como ya lo hacen otros países, porque son mucho más eficientes y económicas. La gente desconoce que el tratamiento de las aguas residuales es muy costoso, porque es un procedimiento complejo», concluye.
Sobre la investigación compostelana y gallega, Omil subraya que es «altísimo» el nivel. «Pero —agrega— nos falta masa crítica, es decir, que los grupos de investigación sean más grandes para lograr más recursos y mayor apoyo de la Administración. Así funcionan los países de gran tradición científica. Nuestra sociedad sabe que es importante apoyar la ciencia, pero no sabe muy bien qué es eso, no lo tiene interiorizado. Nos falta cultura científica y tecnológica, a pesar de que cada vez se trabaja más en divulgación y concienciación», advierte el ingeniero químico, que también reivindica investigación en el sector privado, «mínimo» en España.
Conciencia social
La conciencia social sobre la protección del medio ambiente es otra preocupación trascendental. «Ahora que tenemos la evidencia científica del cambio climático y otras agresiones, no se reacciona, la gente no quiere creérselo. El plástico es un invento fantástico, pero de un solo uso es una barbaridad. Los antibióticos estamos utilizándolos de forma totalmente descontrolada y, claro, la naturaleza reacciona», advierte Omil, que se doctoró en los noventa con una tesis sobre las aguas residuales en la industria conservera.