La Catedral de Santiago sigue exigiendo mascarilla y deja correr la amenaza de denuncia
SANTIAGO
Obvia el plazo de 24 horas que la asociación Liberum dio para su retirada
25 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La Fundación Catedral de Santiago ha hecho oídos sordos ante el requerimiento que le remitió hace dos días la asociación Liberum, que le reclamó la retirada del uso obligatorio de mascarilla en el interior del templo. El colectivo, en su escrito, daba un plazo de veinticuatro horas —que vencía ayer— para que la medida fuese suprimida y anunciaba que tomaría acciones legales contra la Fundación de no ver cumplidas sus pretensiones.
Pues bien, durante la pasada jornada, el uso de tapabocas continuaba siendo necesario para poder acceder al interior de la Catedral. Apostados en todas las puertas, los guardias de seguridad informaban a los visitantes de su obligatoriedad: «Mascarilla, por favor», les recordaban.
La asociación Liberum es una agrupación ciudadana que dice actuar para recuperar los derechos y libertades «usurpados» a raíz de la pandemia del covid-19 y de las medidas sanitarias que se impusieron desde el Gobierno para luchar contra el virus. Anteayer, el colectivo hizo llegar a la Fundación Catedral de Santiago un ultimátum en el que amenazaban con tomar acciones legales en su contra si en un plazo de veinticuatro horas no suprimía el uso obligatorio de mascarilla en el interior del templo.
Los responsables de la asociación se amparan en el Real Decreto 286/2022, norma que suprime la obligatoriedad del uso de tapabocas excepto en el transporte y en los centros sanitarios y sociosanitarios. Sostienen que la Catedral no entra dentro de dichas excepciones y califican la medida de «carente de la más mínima evidencia científica».
Desde Liberum entienden que la Fundación se atribuye un rol de autoridad sanitaria «que no le corresponde» y afirman que «vulnera y lesiona el principio de legalidad». La Catedral no ha atendido a la demanda de la asociación y la norma sigue vigente.
Mientras, las personas que aguardaban ayer en la fila de la entrada a la basílica, asumían la medida ante el aviso de los guardias. Incluso quienes carecían de mascarilla adquirían una de manos de vendedores ambulantes apostados en las inmediaciones.