Chris Ohen: «El Compos fue lo mejor de mi carrera, ahí encontré la felicidad y el fútbol»

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

El mítico ariete azul y blanco espera visitar San Lázaro el próximo curso

01 jun 2023 . Actualizado a las 19:59 h.

Christopher Nusa Ohen (Nigeria, 1970) es la sonrisa del Compos, como su goles. Tenía un talento natural para llevar el balón a la red como si fuese fácil, siempre con un gesto amable. Han pasado casi tres décadas y eso es lo que sigue transmitiendo a través del teléfono, su sonrisa y un carácter afable. No se le conocen enemigos.

—¿Recuerda dónde estaba el 1 de junio de 1994 (el del ascenso a Primera, en el viejo Tartiere)?

—¡Claro! ¡Qué día! Eso ni se olvida ni se borra nunca. Éramos un grupo impresionante.

—Le juro que no me creía lo que estaba viendo, con las gradas llenas con la afición del Compos.

—¡Ni nosotros! Parece que había viajado todo Santiago. Todo el estadio era de Santiago. Daba gusto verlo. Y la gente se portó fenomenal. No pudimos ganar el segundo partido en casa y allí estaba todo el mundo.

—¿La del Compos fue su mejor etapa en el fútbol?

—Sí, lo mejor de mi carrera. Ahí encontré la felicidad y el fútbol.

—Con Fabiano todo era más fácil.

—Con Fabiano y con otros compañeros.

—Lo digo por los pases de gol, se entendían sin verse.

—Como en los entrenamientos. Era un centrocampista excelente. Fíjese los años que hemos pasado, fue algo increíble.

—Con Caneda siempre ha tenido una gran relación.

—Caneda ha sido un padre para mi. Seguimos hablando. No está pasando un buen momento de salud, es una pena. Hace poco estuve hablando con él.

—Pasa el tiempo, pero la afición no se olvida de Ohen. En San Lázaro siempre será un dios.

—(Risas) La gente siempre se portó muy bien con nosotros y conmigo. Para mí pasar por el Compos es lo mejor que me pudo haber pasado. El presidente, la afición, los compañeros... Siempre me ayudaron y sentí el cariño.

—¿Sigue al equipo desde la distancia?

—Siempre estoy mirando a ver cómo van. Me da mucha pena que no siguiese Fabiano, creo que hubiese podido subir al equipo. Pero el fútbol tiene estas cosas cuando los resultados no acompañan.

—Lo de Tarazona, con dos goles en los cinco últimos minutos en casa y también allí...

—Son cosas que pueden pasar en el fútbol y hay que aceptarlas.

—Si les llega a pasar con Santos...

—(Risas) No podríamos entrar al vestuario. Era muy duro. Pero disfrutamos mucho con él.

—Consiguió que lo liberase de correr sin balón, y no era fácil. Sus compañeros aceptaron hacer ese trabajo por usted.

—(Risas) ¡Alguien tenía que hacerlo! Me dejaban la oportunidad de los goles. Éramos futbolistas, pero sobre todo éramos amigos. Cada uno daba lo que tenía y el que no jugaba ayudaba al que no.

—¿Recuerda cuando le tiraban calcetines en el vestuario?

—(Risas) Cuando llegaba tarde después de vacaciones... Me querían poner multas y al final me las quitaba el presi. Nunca hubo ningún problema con eso, los compañeros sabían que no lo hacía a posta.

—¿Sigue en contacto con algunos compañeros?

—Sí, he ido a ver a Carlos a A Coruña. Espero volver en julio. Fabiano, Bellido... Nos seguimos viendo. Es un grupo que no se olvida.

—¿Sigue vinculado al fútbol?

—Ahora vivo en Madrid, y el fútbol ya está olvidado. Pero sigo entrenando. Estoy mejor ahora, físicamente, que cuando jugaba (risas).

—¿Lo veremos por San Lázaro la temporada próxima?

—La verdad es que tengo muchas ganas de ir y de volver a encontrarme con gente de Santiago.