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Casa Felisa, la difícil adaptación de los locales a las exigencias de Patrimonio

Margarita Mosteiro Miguel
Marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

Los propietarios del restaurante, que lleva cinco meses cerrado, intentan que Raxoi acepte la cubierta que ya tenía la terraza

06 jul 2023 . Actualizado a las 22:33 h.

Los dueños del restaurante Casa Felisa, en la rúa Porta da Pena, siguen enfrascados en reuniones y trámites administrativos para conseguir desbloquear el cierre cautelar de su negocio, que fue dictado por el Concello el pasado mes de febrero. El acuerdo de esta misma semana de la comisión asesora de Patrimonio recoge las tres acciones que deberán llevar a cabo en el bajo para que, en principio, pueda recuperar la licencia y volver a trabajar. Pedro Lago se muestra contrariado por una situación que se prolonga desde hace cinco meses y a la que sigue sin verle sentido.

De los tres puntos que tiene que modificar en su local, y por los que no puede recuperar la licencia de actividad, el que más le preocupa es la sustitución de la cubierta curva que hay sobre la terraza posterior de la casa, y que es la misma que está colocada desde hace 20 años. Se trata de una cubierta transparente de policarbonato. El Concello dice que debe ser de vidrio, con el fin de que no sea opaca. En este sentido, Pedro Lago apunta que, en las imágenes que tiene el Concello, «y que debieron ser tomadas con un dron, se ve oscuro, porque debajo de la cubierta se ponía un toldo, porque de lo contrario sería insoportable el calor». Ese toldo se retiró, y ahora los dueños de Casa Felisa entregarán fotos a los técnicos «para que vean que es transparente, porque por aquí no vino nadie. Supongo que algún día a comer, pero no a ver el local», ironiza.

La segunda de las cuestiones que deben modificar es más sorprendente. Tienen que pintar de color blanco el tubo de aluminio de la chimenea de la cocina. «Lo curioso es que me preguntaron si la chimenea de piedra que hay en el tejado de la casa contigua, por detrás de mi chimenea, era mío, porque si fuera así tendría que pintarla de blanco», explica. Se trata de una chimenea de piedra igual a la que hay en numerosas casas del casco histórico.

La tercera modificación es convertir la ventana del bajo en una puerta más de acceso al restaurante. No valdría con la puerta actual que da paso al hall de entrada a la casa, y que comunica por un lado con el restaurante y por el otro a la pensión. Esta puerta es la que ha tenido la casa siempre, incluso antes del 2005, cuando el inmueble era una residencia de monjas. Ahora, Raxoi quiere que se abra un segundo acceso y que se instale un hall de entrada, que supondrá eliminar una de las mesas del restaurante. Por si fuera poco, la puerta nueva debe ser idéntica a la antigua. Pedro Lago explica que el carpintero visitará el local esta misma semana para comenzar a fabricar la nueva puerta de madera, y después deberá buscar un herrero que copie las barras de hierro de la puerta principal.

De 18 trabajadores solo le quedan cinco

El local tenía 18 trabajadores y su dueño, cuando vuelva a abrir, lo hará con cuatro o cinco empleados, y solo podrá atender mesas de pocos comensales. Salvo la cocinera, el resto del personal buscó trabajo en otros sitios ante el cierre de Casa Felisa. Pedro Lago asegura que vive la situación como una segunda pandemia, cuando lleva casi seis meses sin actividad.