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La santiaguesa Mariagrep tacha otra meta superada: presentarse en su ciudad como artista ya consolidada

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Mariagrep regresó hace un año a Santiago, donde actúa acompañada por dos músicos mañana, el batería compostelano Nico Durán y otro instrumentista. La joven ya había estado en el Atardecer no Gaiás como público y «les tenía cierta envidia» a los artistas, confiesa.
Mariagrep regresó hace un año a Santiago, donde actúa acompañada por dos músicos mañana, el batería compostelano Nico Durán y otro instrumentista. La joven ya había estado en el Atardecer no Gaiás como público y «les tenía cierta envidia» a los artistas, confiesa. PACO RODRÍGUEZ

Considerada una embajadora del nuevo pop español, confiesa estar nerviosa por su concierto de mañana en el ciclo Atardecer no Gaiás, al actuar frente «a la gente que me conoce pero nunca me vio sobre el escenario»

19 jul 2023 . Actualizado a las 08:04 h.

En los últimos años, María Gallego Román ha ido cumpliendo sueños que hasta hace no mucho veía inalcanzables. La santiaguesa de 25 años (cumple los 26 el próximo mes) ha ido conquistando los escenarios nacionales, tachando de su lista metas logradas, incluso otras que ni siquiera se había planteado. Y mañana cumple otro objetivo: presentarse en su ciudad como artista ya consolidada. Conocida en el panorama musical como Mariagrep, la cantante y compositora a la que la crítica musical ya califica como la embajadora del nuevo pop español actúa mañana en el ciclo Atardecer no Gaiás y no oculta sus nervios. Es su segunda actuación en casa (la primera fue en la Sala Malatesta, durante el Melona Fest, cuando acababa de sacar su primer EP) y ahora ha vuelvo a vivir en la capital gallega, por lo que en esta ocasión se enfrenta a una situación nueva para ella, destaca, la de actuar frente «a la gente que me conoce pero nunca me vio sobre el escenario».

Cuenta María que empezó en la música bastante tarde: «Nací en Santiago, aunque viví siempre en las afueras [cerca de Bertamiráns, en Ames], y iba aquí al colegio y al instituto. Luego fui a Pontevedra para estudiar Publicidad y Relaciones Públicas. En esa etapa fue cuando empecé a compartir mis temas en YouTube. Me gustaba, además, editar vídeo y eran cosas súper improvisadas grabadas en casa y montadas en unas horas». Contaba con una formación de base, como exalumna de la escuela municipal de música de Ames, donde estudió piano y estuvo en el coro, con el que debutó frente al público. «Tenía un par de hermanos que de adolescentes tuvieron su grupo rapero y alguno produce canciones, aunque no de forma profesional. Ellos también me inspiraron de pequeños a escuchar la música que les gustaba y a querer ser como ellos», indica la artista, quien está preparando su tercer trabajo de estudio. «Va a ser mi primer disco largo, después de Si un día (2021) y Detox (2022). El año pasado volví a Santiago. Siempre acabo volviendo. Estoy preparando un concepto mucho más trabajado, con mucha más gente. Y, estando aquí, pretendo que la mayoría sea de Galicia», avanza Mariagrep, una joven que dedica casi todo su tiempo a la música, pero que también disfruta comiendo, cocinando y pintando. «Me gusta crear, en general, y todo lo que tenga que ver con las manualidades», revela.

Cuando se trata de componer, dice María que casi siempre surgen primero las palabras y luego la melodía. Ella, que huye de etiquetas musicales, no busca un sitio y un momento concreto para escribir sus letras sino que se alimenta de una inspiración más orgánica, que nace en momentos y lugares inesperados. «Me gustaría ser de esas personas que van con su bloc bonito a todas partes y apuntan en él las ideas, pero yo, sobre todo, las escribo en el móvil. Y, en el tren, sí me gusta aprovechar esas horas para darle forma a las ideas».

Explica que su nombre artístico viene de un nickname que utilizaba en las redes sociales, formado por su nombre y las iniciales de su primer, segundo, tercer y cuarto apellidos (los maternos por parte de su padre y madre). Su evolución musical estuvo determinada por las personas con las que se ha ido encontrando en su camino: «Las primeras canciones de Si un día salieron cuando había acabado la carrera y antes de estar encerrados en la pandemia, fue un momento entre etapas, en el que componía según podía y con lo poco que sabía. Le pasé ese trabajo a Manu Blanco, de Blanco Palamera, y se encargó de hacer la producción un poquito más musical. De cara al segundo EP, me había dado cuenta de que podía llegar a hacerlo mejor. Conocí a Manu Carreño, un canario que también hace música, compone, produce... a partir de una versión que hicimos juntos de Marinero. Y salió de ahí Detox, que ya fue un proyecto con mucha más intención». 

Si tuviera que compararse con algún otro artista,  asegura que para ella es un sueño ser como Kali Uchis, con la que encuentra ciertos parecidos. salvando las distancias: «Me gusta ella como artista». No se siente María una artista revelación, por mucho que se lo repitan: «Creo que si a mí me consideran revelación, hay gente revelándose cada dos minutos. Simplemente hago algo que está bien. Ojalá llegue a ser una revelación, con el apoyo de mi sello». Con cierta humildad, confiesa que sí ha podido subirse a escenarios que le hacían ilusión y, por lo singular del contexto, recuerda un festival en la Ribeira Sacra en el cantó en un barco navegando por el Sil.

¿Y cuál es el momento más especial para ella cuando se enfrenta a un directo? «Hay una cosa que me pasa... estando en el escenario me pongo a hablar un montón. Me creo que soy súper graciosa, cuento chistes incluso, y me encanta ese espacio entre canción y canción en el que puedo aprovechar para darle contexto a todas las cosas que estoy cantando y compartir un poco más de mí», responde.