Cesáreo Pardal: «Es increíble hablar de la tasa turística y no de los taxis o la conexión a Lavacolla»

SANTIAGO

Dice que en los 7 primeros meses la ocupación en Santiago no llegó al 51 %
03 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Concluye un verano del que el presidente del clúster de Turismo, Cesáreo Pardal (Padrón, 1969), hace «un balance positivo. Es cierto que teníamos unas perspectivas muy altas: pensábamos ganar el Mundial y quedamos de subcampeones. Creo que ha sido un buen verano y se firmaría en años venideros. Hay que seguir trabajando para desestacionalizar el turismo, que es la gran asignatura pendiente del sector. Y para ello se precisan más conexiones aeroportuarias y por AVE».
—¿Los hoteles y restaurantes de Santiago tuvieron el llenazo que se apreciaba en las calles de la ciudad este verano?
—Pues todo parece indicar que las ocupaciones en los hoteles y en los restaurantes fueron muy buenas. Hubo mucho excursionista en Santiago, pero también gente que pernoctaba y que dejaba su dinero en hoteles y restaurantes. A falta de los datos oficiales [decía a mediados de esta semana] la ocupación en Santiago ha sido francamente buena.
—Como conocedor del sector, ¿Santiago está masificado o solo cuando se nubla en la costa?
—Es una buena apreciación. Yo diría que Santiago tiene mucho flujo turístico en determinados días del mes y en determinadas horas del día. Sí es cierto que hay mucho flujo turístico en algunas zonas de la ciudad, con muchos excursionistas, gente que no pernocta en Santiago, y eso es algo que se puede remediar.
—¿Y cómo se hace?
—Hay que ponerlo sobre la mesa y abordarlo. En el 2027 vuelve a ser Año Santo, por lo que tenemos una serie de años para programarlo. A lo mejor es necesario que el botafumeiro funcione en la Catedral tres o cuatro veces al día, o que la Catedral abra a las 6 de la mañana. Son cuestiones que tienen que salir de una mesa en la que intervengan todos los actores: políticos, empresarios, asociaciones de vecinos, en definitiva, todo aquel que se sienta afectado por uno de los sectores que más mueven la economía santiaguesa, porque el sector turístico mueve muchísimos puestos de trabajo y parte importante del Producto Interior Bruto (PIB), de la ciudad y de Galicia. Se deben buscar soluciones a muy corto y a largo plazo.
—¿Ve riesgo de turismofobia aquí?
—Esa es una palabra que alguien se ha inventado porque interesaba, pero la turismofobia es algo que sucede en Venecia, que tiene 55 millones de turistas al año. En Galicia, en los siete primeros meses del año hubo muy buena ocupación, con un incremento del 8 %, pero la ocupación en Santiago en ese mismo período no llegaba al 50,55 %. A lo mejor se está tratando de cargarse un trabajo que emplea a muchas personas.
—¿Cómo ve la propuesta del Concello de Santiago de implantar una tasa turística?
—Lo que nos gustaría saber es en qué repercutiría esa tasa en el sector, porque no está muy claro. Nos gustaría que nos la explicaran y saber qué tanto por ciento se dedicará al sector turístico y cuánto a obras y servicios. Es cierto que está sobre la mesa, pero hay que hablar, y mucho. Y desde luego con unas tasas de ocupación del 50,55 % me parece increíble estar hablando de esta cuestión y no del problema de los taxis, de la conexión con el aeropuerto o del turismo MICE [de congresos], que deja mucho dinero en la ciudad.
—Una queja extendida es que viene gente, pero gasta menos.
—Es lo que nos transmite sobre todo el sector de la restauración, que el tique medio ha bajado considerablemente. La inflación hace mella en las economías familiares y la gente recorta los gastos, sobre todo a la hora de comer y salir a cenar. Vamos a ver qué dicen las encuestas del Instituto Nacional de Estadística.
—¿Temen que la situación pueda agudizarse el próximo año?
—No, nos preocupa más lo más cercano: septiembre, octubre, noviembre y diciembre, que son meses en los que el sector puede resentirse. Esperemos que la climatología nos ayude un poco, pero por el momento nos preocupa más este último cuatrimestre que el año próximo.
«El problema de las VUT es que 11 propietarios tienen 2.500»
—Si en la restauración el pasado año fueron un problema las reservas sin anular, este verano proliferaron los simpas. ¿Tienen solución?
—Frente a los simpas, no. No se pueden controlar; esperemos que sean problemas puntuales y que no vayan más allá. Frente a las reservas, a la hora de hacerlas se puede cargar una pequeña cantidad en la tarjeta Visa que se descontaría una vez que la persona disfrutara de esa comida o de esa cena.
—¿Cuánto afectan las viviendas de uso turístico a la hotelería?
—Acaparan un espacio que antes no había, y cada vez crece más su número, hasta rondar hoy las 20.000 en toda Galicia. Concellos como Sanxenxo están en 2.600 y Santiago en torno al millar. Claro que esto puede transformar el panorama turístico en ciudades y en destinos.
—¿Y qué se puede hacer ante esta situación?
—Nosotros incidimos en que no nos preocupan los propietarios con una o dos viviendas, es decir, aquel que la hereda o que con su trabajo la compra para ayudar a la economía familiar: a esas viviendas el hostelero no les teme. El problema es que once propietarios en Galicia tienen 2.500 viviendas de uso turístico, y eso es un negocio, que debe regularse como tal para poder jugar todos con la misma pelota.
—El Camino es una locomotora turística, sea o no año santo.
—Es el gran embajador y el gran promotor del turismo de Galicia, pero hay que cuidarlo y hay que saber promocionarlo, no podemos morir de éxito.
—¿Qué fórmula puede tener Santiago para prolongar las estancias de sus visitantes?
—Debería de tenerlas. Recuerdo que hace años la estancia era mucho mayor en Santiago, que tiene un gran problema de excursionismo. Es algo que hay que intentar revertir, y en ese objetivo la colaboración público-privada tiene que existir. Tienen que hablar entre ambos para intentar elaborar planes que acaben con este tipo de no-pernoctación, o de turismo de excursión.
—Hay quien desde el sector habla de «refugiados climáticos» que nos visitan. ¿Un atractivo inesperado para Galicia?
—Siempre decían que en el norte llovía mucho, y es algo que teníamos en contra. Últimamente el tiempo nos está favoreciendo, y mucha gente se da cuenta de que cuando viene a Galicia, además de la gastronomía y el buen quehacer de los empresarios turísticos y de las gentes gallegas, hace falta un pijama para dormir. Y el turista lo valora mucho a la hora de decidir su destino en temporada estival.