La emocionante acogida del nuevo centro de pilates que una emigrante retornada abrió en Compostela junto a su pareja

SANTIAGO

La madre de Mariazel la tuvo cuando volvió de Argentina a Galicia y ella, embarazada de 4 meses, repetirá ahora esa misma historia
14 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Mariazel Molinaro es hija de padre argentino y madre gallega. «Las dos nacimos aquí y, de pequeñas, volvimos a Argentina», cuenta una mujer de 31 años que ahora se ha convertido en una emigrante retornada y repetirá la misma historia. Embarazada de cuatro meses, y tras pasar prácticamente toda su vida al otro lado del charco, esta viguesa que a los dos meses abandonó su tierra natal tendrá un hijo gallego junto a Yonatan Ojeda, su socio en lo sentimental y en lo laboral. «Llegamos en febrero a Santiago. En Buenos Aires teníamos trabajo y nos encontrábamos bien, pero nuestra vida estaba estancada y queríamos darle un giro. Así surgió la idea de venir a España, donde además tengo a mi familia por parte de madre, porque nos ofrecía un crecimiento mayor a nivel económico y una seguridad a nivel social», indica Mariazel.

«Estábamos un poco agobiados de la ciudad, donde vives a mil y queríamos tener más tiempo», añade el argentino de 32 años. El niño llegó estando ya aquí, a pesar de que llevaban tres años buscándolo. Lo que sí tenían claro cuando dejaron Argentina es que querían emprender y dirigir su propio negocio, pero nunca llegaron a imaginarse la buena acogida que tendría su proyecto en la capital gallega. Ella era allí profesora de biología por las mañanas y trabajaba como monitora de pilates por las tardes. Él, administrativo en una clínica de trasplantes, había estudiado Educación Física y también era instructor de grupos reducidos, además de un apasionado por el pilates. «Nos dijeron que aquí empezaba a tener mucho protagonismo el pilates con máquinas. Allí es al revés, es todo con máquinas y casi no hay ejercicios de suelo. Automáticamente entendimos que ese iba a ser ese destino», relata Mariazel. El mes pasado se hacía realidad este sueño, Zer Pilates, en la avenida de Lugo.
No estuvieron solos en este viaje, destacan: «Nunca fuimos autónomos y no teníamos ni idea de cómo manejar eso, y mucho menos en un país nuevo... Ahí es cuando aparece la Fundación Ronsel, que a través del programa Merlos ofrece apoyo para emprender a los gallegos retornados. Nos asignaron a una mentora argentina, Mónica, que nos ayudó mucho a la hora de poner orden a nuestras ideas, enfocar el proyecto y ponerlo en marcha. Además, compartes esta experiencia con otros extranjeros que están en tu misma situación y te sientes más acompañado». Aunque reconocen que «la adaptación al nuevo entorno lleva un tiempo y un desgaste emocional grande», se sienten afortunados por sentirse tan rápido parte de la comunidad y «cuando los vecinos, amigos y familia te reciben cada día con una sonrisa y te brindan tanto apoyo como acá te emociona», añaden. «Estamos emocionados y sorprendidos. No esperábamos una recepción tan buena de los vecinos, que fueron viendo todo el proceso, desde que conseguimos el local hasta que pudimos abrir. Toda la familia vino a ayudarnos a meter las máquinas, que son gigantes, en el bajo. Y su dueño, Antonio, es un genio. El local estaba en ladrillo y nos ofreció reformarlo a nuestro gusto. Habíamos visto muchos otros, pero en todos había que meter un dinero que no teníamos», subrayan agradecidos.
Lo cierto es que, aunque Mariazel dejó Galicia siendo un bebé, entre sus 9 y 11 años volvió a vivir aquí con su familia, en Ribadumia. Y cada dos o tres veranos volvía de visita, por lo que tenía muchos recuerdos de infancia. Yonatan, por su parte, vino con ella en el 2017 a conocer a la familia política y dice que se enamoró de esta tierra, de su gente y su hospitalidad: «Me parecieron súper amables. Todos te invitan a algo y quieren que pruebes su vino, tienen siempre alguna cosa para convidarte. Volvimos en el 2020 y cada vez que regresaba pensaba lo mismo y ya quería venir a vivir aquí».