Las balsas de agua se multiplicaron ayer en la ciudad por la tromba y hoy vuelve a haber puntos anegados, como la rotonda de Fontiñas, entre otras incidencias
19 oct 2023 . Actualizado a las 14:12 h.«É de risa», «Vamos a ver, pero esto non é dun ano». Tan contundentes como expectantes se mostraban dos vecinos de la rúa do Franco desde la puerta de su comercio de suvenires, calle del casco histórico que fue una de las más afectada por el aguacero que cayó en la tarde de este miércoles en Santiago de Compostela. Los cubos y las escobas trataron de contener lo inevitable: buena parte de los bajos comerciales acabaron de todas maneras completamente inundados.
Del agua tampoco se libraron algunos de los vecinos que, justo en ese momento, pasaban por el lugar y que, confiados, pensaron que continuar con su camino sería más sencillo de lo que parecía a simple vista. Desconocían que el corazón de la capital gallega se había convertido por un momento en una especie de Venecia en pleno episodio de acqua alta.
Las «piscinas» encharcaron botas, zapatillas y lo que se encontraron. Con las alcantarillas incapaces de filtrar toda la lluvia, el agua llegó a las rodillas de los más bajos e incluso bloqueó el paso a algún que otro coche, lo que requirió la colaboración de agentes de la Policía Nacional para empujarlo y ayudarle a salir de la trampa en la que se había convertido, de un momento a otro, la rúa do Franco.
Desde el Concello confirmaron que en cuestión de minutos se registraron entre 20 y 30 litros de precipitaciones por metro cuadrado, lo que movilizó a todos los bomberos que se encontraban en la base, que acudieron a incidencias por toda la capital. Las balsas de agua se repitieron en múltiples puntos, no solo en el casco histórico, sino que llegaron a zonas del barrio de Sar, Fontiñas o la Almáciga, dificultando el tráfico rodado y provocando choques y salidas de vías de vehículos. La circulación en el periférico tuvo que ser controlada. En ese vial una furgoneta que sufrió un choque, provocando retenciones Las imágenes de distintas zonas de la ciudad anegadas se multiplicaron. El IES Rosalía de Castro, el Ensanche, bares, restaurantes, comercios, el agua se coló en múltiples inmuebles.
Los vecinos que miraban con los brazos en jarra desde sus puertas de la rúa do Franco comprobaron que, si nadie limpia las alcantarillas, cuando llegue el invierno seguramente tengan que comprarse botas de agua para poder salir de casa. Frente a la lluvia parece que los paraguas ya no son suficientes en Santiago. Eso lo entendió, de la peor manera posible, algún que otro vecino que vio como su ciudad se convertía, al menos durante unos minutos, en Venecia.
La empresa Viaqua aseguró que las inundaciones no se deben a que los sumideros estén atascados, porque la empresa realiza tareas de mantenimiento preventivo durante todo el año y en esta época se intensifica y se coordina el trabajo con Urbaser, para que sea más eficiente. Sostienen en la concesionaria, que movilizó a su personal a pie de calle, que el motivo real es que las redes no están dimensionadas para picos de caudal tan elevados.
Frei Rosendo Salvado, anegado
Más allá del casco histórico, las imágenes de distintas calles del ensanche compostelano no dejan lugar a dudas de la intensidad y de los estragos del aguacero. Los mayores problemas se concentraron en los alrededores de la praza Roxa, desde donde corría el agua. En la calle Frei Rosendo Salvado, las precipitaciones provocaron que la balsa de agua llegase a muchos hasta la rodilla, dificultando poder hasta cruzarla. República do Salvador, Santiago del Estero o la cuesta de la Camelia fueron otras de las calles que se vieron anegadas.
No muy lejos de allí, en la avenida Rosalía de Castro, el agua también se apoderó de la calzada, complicando el tráfico en esa zona. Las escaleras que conectan este vial con la rúa Nova de Abaixo pasaron a ser una auténtica cascada de agua, con saltos incluidos, pero no se generaron exagerados problemas en esa calle, derivando el agua hacia la plaza Roxa en última instancia.
Este jueves continúan las lluvias
Las precipitaciones de las primeras horas de esta mañana -a las 08.00 horas ya se habían registrado 14,5 litros por metro cuadrado- volvieron a dejar problemas en varias zonas, como en Fontiñas. La rotonda que conduce hacia Sar se anegó nuevamente, y al lugar tuvieron que desplazarse los Bomberos de Santiago para achicar el agua y evitar así que se repitieran las escenas de ayer, en las que varios coches quedaron atrapados al subir el nivel del agua.
La alcantarilla no fue capaz de evacuar todo el agua que se acumuló en la rotonda, posiblemente debido a la gran cantidad de tierra que se depositó sobre ella. El barro, según insisten los vecinos, procede de la finca sin urbanizar situada junto a la ludoteca de Fontiñas, y que es habitualmente ocupada por vehículos.
El Ayuntamiento mantiene abierto el dispositivo para actuar frente a los daños que puedan seguir causando estas precipitaciones y del que dará cuenta esta mañana, pero desde el PP vinculan lo ocurrido con la situación del alcantarillado y entienden que el Concello ha actuado con ineptitud y falta de diligencia. Borja Verea, que visitó varios de los puntos anegados, relata que una madre quedó atrapada en su vehículo con su bebé de seis meses y tuvieron que rescatarla, en la rotonda de Sar. Su relato «é tremendo», dice el portavoz popular, quien acusa al gobierno de Goretti Sanmartín «de ocuparse en tonterías ideolóxicas que en traballar no importante». «Como pode ser que a mediados de outubro teñamos as alcantarillas completamente atascadas», se pregunta, para concluir que «isto é unha impruencia que roza a neglixencia».
Debido a los efectos de la riada de ayer, y que el agua afectó a la sala de máquinas, las piscinas de Sar permanecerán cerradas hasta nuevo aviso. La jornada se dedicará a la limpieza y a la adecuación de todos los servicios para poder retomar la actividad con total normalidad.
También en Belvís hubo problemas ayer, y hoy se ven aún los efectos de las fuertes precipitaciones sobre el muro del Seminario Mayor, en el que se cayó un pequeño trozo del mismo. Una gran cantidad de tierra corrió calle abajo dejando parte de la rúa Ameixaga convertida en un barrizal.
En la avenida de Lugo y en la rúa Diego Bernal, durante estas primeras horas del día, hay balsas de agua en varios puntos, por lo que se pide precaución en la conducción.
En los accesos a la ciudad se están registrando fuertes retenciones. Lo peor está en la entrada desde O Milladoiro (Ames), en la zona de Volta do Castro, que tras unos metros de circulación fluida, los conductores vuelven a quedar bloqueados en la rúa Rosalía de Castro, donde la fila de vehículos casi parados superan la rotonda del Camiño Novo y llega hasta la plaza de Galicia. En el acceso por Ourense y A Estrada también acumulan retenciones, siendo el nudo de la autopista de Ourense, autovía de A Estrada y carretera nacional donde se concentran los problemas de circulación. En el interior de la ciudad, San Roque, Galeras y Virxe da Cerca son los puntos con más intensidad de tráfico.