Santiago entrará en el 2024 con el presupuesto prorrogado del año 2022

r. m. SANTIAGO / LA VOZ

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La alcaldesa, Goretti Sanmartín (BNG),  en un pleno hablando con el portavoz del PP, Borja Verea.
La alcaldesa, Goretti Sanmartín (BNG),  en un pleno hablando con el portavoz del PP, Borja Verea. PACO RODRÍGUEZ

El Concello no podrá programar obra nueva hasta que apruebe otras cuentas

19 nov 2023 . Actualizado a las 23:22 h.

Santiago empezará el 2024 con el presupuesto prorrogado del 2022. Y eso, además de los condicionantes de continuar con unas cuentas tan superadas, de principio supone que el gobierno bipartito (BNG-CA) no podrá programar obra nueva. Ese capítulo de gasto queda bloqueado hasta nuevo presupuesto. Tampoco pudo hacerlo el gobierno saliente de Bugallo al renunciar a elaborar cuentas propias para este año, aunque sí tuvo ocasión de proyectar inversiones —al margen de las programadas y avaladas con fondos afectados, como los europeos— con remanentes de tesorería, que también le permitieron reforzar la inversión en el 2022 y afrontar gasto corriente, como el de los Bonos Corazón.

Pero el ejecutivo local lo tendrá más complicado para disponer voluntariamente de ese recurso si el Estado no prolonga la suspensión de las reglas de gasto, una medida excepcional que concluye este año. La regla de gasto únicamente permite destinar el remanente a amortizar deuda, y a inversión real solo si el plazo medio de pago a proveedores está en el margen legal (30 días). Y, de momento, el gobierno de Goretti Sanmartín no lo ha rebajado hasta ese punto. En agosto, último mes publicado, estaba en 67,39 días.

Muy crítica con la decisión del gobierno anterior de no abordar la elaboración de presupuesto propio para el 2023, después de reclamárselo ya desde el arranque del curso en septiembre del 2022, Sanmartín no ha dado todavía una fecha para la presentación del primero de su ejecutivo, pese a insistir en la urgencia de relevarlo —el del 2022, defiende, no responde a las necesidades de la ciudad— y de su cuestionamiento permanente a la demora de las cuentas anuales en los mandatos precedentes.

La formulación de las cuentas se ha complicado, vienen a decir desde el bipartito, por la falta de presupuesto estatal para el 2024 —el Gobierno estuvo en interinidad hasta el jueves— y la necesidad de encajar el incremento de gastos en servicios, esencialmente, mientras los ingresos ordinarios se mantienen. Porque, de momento, Raxoi no tocará la carga fiscal. Solo ha anunciado cambios, aún no concretados, por cuestiones más técnicas que fiscales en las ordenanzas de recogida de basura y plusvalías. Los de esta última obedecen a la aplicación de la nueva ley, a raíz de una sentencia que, además, reduce las expectativas de ingresos.

La cuestión de confianza

En el 2025 ya será otra cosa. Sanmartín sí quiere plantear incrementos impositivos para ese ejercicio. Será uno de los temas fuertes a debatir con la oposición para entonces. Pero antes tendrá que afrontar la negociación que determinará las cuentas del 2024. Y aparte del incremento de gastos en servicios, como el que prevén en el de Atención no Fogar, también tendrá que asumir ya el del 2 % —fijado a nivel estatal— en gastos de personal, el capítulo más importante del presupuesto municipal. Y eso sin contar con que el bipartito decida plantear ya para esa anualidad la contratación de más directores de área, según la estructura administrativa decidida recientemente por Sanmartín y cuestionada por la oposición.

Después de tal demora sobre su propia previsión, la alcaldesa confía en una negociación rápida, aunque no es esa la dinámica habitual en Raxoi. Y, además, el que parece su interlocutor natural, el PSOE, ya ha marcado alguna condición. Expresamente con la Casa da Xuventude: no respaldará su derribo, anunció ya, por si el BNG tuviese en mente atribuirle fondos. Pero, aunque con amplia mayoría sobre el gobierno, no todo está en manos de la oposición. El ejecutivo tiene a mano la cuestión de confianza.

PP y PSOE urgen el borrador y Verea ve en su ausencia la «incapacidade» del gobierno

Desde la oposición urgen un borrador con el que empezar a hablar del presupuesto del 2024, aunque el PP ya da por hecho que si sale adelante con algún respaldo opositor será del PSOE, pese «a levar seis meses censurando ao goberno nacionalista». «Nós só apoiaremos uns orzamentos que reflictan o noso programa de goberno, o máis votado polos cidadáns», dice Borja Verea, quien entiende que el bipartito ha demostrado que «non lle interesa cumprir os prazos legais», dejando «a cidade paralizada outro ano». Y sostiene que este es «un novo exemplo da falla de capacidade de xestión dun goberno sen rumbo».

Desde el PSOE, su secretario general local, Aitor Bouza, urge ese borrador, porque «está en xogo —dice— poder dar resposta ao que a cidadanía precisa e demanda de Santiago». Y afirma que si Sanmartín estuviese en la oposición estaría demandando el presupuesto desde el 1 de septiembre, «como no pasado mandato».