Luis Cruz: «No dudé en cambiar de vida por la tienda de instrumentos de mis tíos, de 1969»
SANTIAGO
Regenta en la rúa do Hórreo Rimess Musical, uno de los comercios del ámbito más veteranos en Santiago. «Yo antes era protésico dental. Sé hacer otras cosas, pero ninguna tan bonita como esta», apunta
26 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Tras un septiembre y un octubre en los que el inicio de curso, musical, le tuvo atado, Luis Cruz se prepara para la campaña de Navidad. «Va por días, pero aquí siempre hay trabajo, también formándome en todo lo nuevo que sale», admite sin perder entusiasmo este coruñés de 52 años —«compostelano por parte de madre»— que desde el 2015, en la rúa do Hórreo, está al frente de Rimess Musical, una de las tiendas de instrumentos más veteranas de Santiago. «Abrió en 1969 en las galerías Viacambre, a 30 metros de aquí, como Musical Quicler. Su dueño era don Emilio, para quien trabajaba mi tía. En 1977, ella y mi tío, que venía de estar en Chocolates Raposo, ya la cogieron. La llamaron Rimess por sus nombres, Ricardo y Mercedes, con las ‘ss’ de sus apellidos», rememora. «En 1985, y para sacar el establecimiento a la calle, fui con mi tío a buscar un local, y apareció este. Desde niño me encantaba ayudarles en el negocio; jugaba con los sintetizadores que empezaban en los 70», evoca. «Con 8 años yo ya conocía a muchos de los grupos yeyé que emergían aquí y compraban en la tienda», añade risueño. «A pesar de que siempre volvía a Santiago, nunca pensé en acabar en Rimess, aunque ahora ya no lo cambio», explica.
«De joven en A Coruña me formé como protésico dental. Ejercí allí y en Cedeira. Cuando en el 2013 mis tíos empezaron a hablar de jubilación, surgió la opción de quedarme yo en la tienda y a mis 42 años no dudé en cambiar de vida. Me formé junto a mi tía dos años, empapándome de información, con catálogos, también de maderas, para entender cómo se hacen los instrumentos y poder repararlos. Dedicaba cada tiempo libre a aprender. En el 2015 la cogí. El primer mes da vértigo, pero empiezas a ver todo y apasiona. Pasé de estar ocho horas al día sentado en una mesa a tener un mundo abierto. De todas formas, creo que mi trabajo anterior, minucioso, con dientes, me ayudó. Con paciencia y buena mano es sencillo ajustar o poner a punto una guitarra o piezas como silletas», muestra mientras realiza un arreglo sobre el clásico mostrador de la tienda. «Con sus banquetas está desde los inicios. Es un emblema. No se cambia», comenta sonriendo.
Sobre la trayectoria sostenida de la tienda, tampoco duda. «Creo que influyó el trato, el ser honestos, los consejos que damos. Notamos el cariño de la gente. Atendemos a la tercera generación de santiagueses, a muchos jóvenes», constata. «Los arreglos también ayudan», asegura, en un negocio que pervive sin tienda online ni casi redes sociales. «Si quieres un modelo hay que probarlo», asiente, mientras contempla las guitarras que llenan la pared del fondo.
«Tenemos sobre 2.000 artículos. Desde el covid vendemos muchos ukeleles al afianzarse estos en las escuelas en sustitución de la flauta, pero nuestro fuerte aún es la guitarra clásica española», sostiene, encadenando vivencias. «Al estar la tienda junto a la parada del bus que va al aeropuerto cada vez se nota más la venta en verano. Este pasado julio, los grupos de jóvenes que iban a ver al papa a Portugal agotaron el stock de guitarras españolas y en agosto cierra la fábrica...», recuerda divertido. «Tenemos peregrinos, como un alemán, que cada año vuelve y nos compra la misma guitarra», prosigue. «Este año vino un hombre muy poderoso de Argentina y se llevó la guitarra más cara del local», afirma, comedido, aunque admitiendo que músicos conocidos son clientes fieles. «En la época de mis tíos los instrumentos tenían una pegatina de Rimess; los reconocíamos en conciertos a nivel nacional», señala. «Cuando en el 2004 tocó aquí Bob Dylan envió a su equipo y compraron todas nuestras armónicas», rescata.
Ante la curiosidad de que al doblar la esquina haya otra tienda de instrumentos, Estudio 54, él lo valora. «Lleva otro tipo de guitarra, muy profesional. Todos los días nos enviamos clientes una a la otra. Esta zona es muy musical. En el bajo de las galerías donde empezaron mis tíos hubo luego dos escuelas de música», aclara, teniéndoles presente. «Pasan a menudo por la tienda y los vecinos me preguntan por ellos», apunta agradecido, también por cómo se le acogió. «Es un orgullo ver que a la gente le vale tu opinión y vuelve para decírtelo. Aquí disfruto y eso se ve», acentúa.