Jaime López: «Monté parques infantiles por todo el mundo... mi espinita era Santiago»

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO

SANTIAGO

Sandra Alonso

El santiagués, director comercial en España y Portugal de Juegos Kompan, repasa una trayectoria que lo sitúa «entre los diez españoles que más saben de parques infantiles». Desde el pasado noviembre su gran proyecto en Compostela, el del parque de la Alameda, causa furor

21 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En la única semana del mes en la que Jaime López no necesita, por trabajo, irse fuera de Santiago, una de sus visitas obligadas es al parque infantil de la Alameda, el recinto de la avenida Compostela que desde que reabrió el pasado noviembre, y siempre que no llueva, está lleno. «Este es el proyecto del que me siento más orgulloso. Monté parques por todo el mundo… mi espinita era Santiago», enlaza con entusiasmo este compostelano, de 49 años, director comercial en España y Portugal de Juegos Kompan, la firma a la que se le encargó la reforma del céntrico espacio. «Aquí vengo de forma anónima, para ver su acogida, pero también como padre. Para mis dos hijos tengo el mejor trabajo del mundo», apunta riendo y repasando una trayectoria que, admite, lo sitúa «entre los diez españoles que más saben de parques infantiles».

«Nací en el Ensanche. De niño jugaba en el de Ramírez, de hierro, como eran los de antes», relata sobre una infancia durante la que se formó en el colegio López Ferreiro y en el Xelmírez II, mientras, aficionado al atletismo, se entrenaba en el campus, llegando a ser subcampeón de España de medio fondo. «Siempre me gustó el deporte y, tras licenciarme en Administración e Dirección de Empresas en la USC, fundé una firma de servicios y equipamientos deportivos. La crisis hizo mella en el sector y, fruto del momento y de la casualidad, en el 2015 me reconvertí como director comercial en Galopín, la conocida firma gallega de parques infantiles. Me acuerdo que en esos años se abrió una división en los Emiratos Árabes, potenciamos Latinoamérica, se entró en Asia... Me paso la vida viajando», afirma.

«En el 2021 salté a Kompan, líder mundial en parques, con mil áreas de juego y deporte nuevas cada mes. Este es un nicho pequeño, pero que mueve mucho. Es estable aunque dependiente de los ciclos electorales, cuando se puede duplicar la facturación», constata, compartiendo su satisfacción por lo logrado en tres años. «En España y Portugal realizamos proyectos chulos, como un parque con un búho gigante en Logroño u otro con una red tridimensional sobre la que parece que levitas en Tres Cantos (Madrid). En Fuengirola montamos un dinosaurio de 20 metros y, en Leganés, un castillo de 11. Afrontas customizaciones distintas. Es gratificante. Los niños lo gozan», asiente con ilusión, sin eludir un debate actual, el de los parques cubiertos. «Son necesarios y una tendencia, en el sur por el calor y, en el norte, por la lluvia. A pesar de su mayor inversión, se debe poder jugar gratis en invierno», recalca.

Sandra Alonso

De nuevo sobre Santiago valora que «es una de las ciudades de tamaño medio que tiene mejor cuidados sus parques». «Aquí mi empresa había montado juegos en la Cidade da Cultura. En mi etapa, renovamos un parque pequeño en O Castiñeiriño, pero yo llevaba años intentando realizar algo de envergadura en casa. Al reformarse el de la Alameda, en una zona tan emblemática, no dudamos, con un proyecto muy ambicioso. Al ganar el concurso, fue tanta la alegría que fuimos a celebrarlo. Poco después, tuve una cena de antiguos alumnos de López Ferreiro. Ya me decían: "Siempre nos hablas de parques en Madrid o Valencia; por fin uno grande aquí"», rescata, aclarando que, con un colegio cerca, su capacidad creció a 128 niños.

Sandra Alonso

«Un parque debe ser ‘wow', es decir, llamar la atención de los niños; ‘stay', que quieran quedarse; así como permitir su desarrollo físico y emocional. Esos tres pilares se cumplieron aquí», acentúa con orgullo, valorando del espacio, concebido como una granja sostenible, tanto el uso de madera de robinia, de alta resistencia, como sus apelaciones a la arquitectura local. «Su elemento más singular es el Pazo, un guiño al cercano pazo de San Lourenzo. Su casa de campo con una grúa de arena o la vaca en 3D aluden a que esto era una antigua zona de cultivo», señala, poniendo también el foco en lo novedoso, inclusivo y retador de muchos juegos. «Sabíamos que la tirolina o la torre con tela de araña iban a gustar. Sí nos sorprendió el éxito de la retroexcavadora. Achacamos las colas, también de padres, a ser la primera en Santiago», celebra.

«Creía que podía ser un referente y estoy feliz al verlo lleno, con niños que repiten», subraya, marcándose un nuevo reto: «Me gustaría hacer un parque icónico en mi ciudad».