Las administraciones incorporaron en diez años a 11.000 empleados públicos en la provincia de A Coruña: «En los años 90 los opositores eran veinteañeros, ahora la media ronda los 40»

S. Lorenzo

SANTIAGO

Sandra Alonso

Suman 76.551 trabajadores, cuando en el 2013 tenían 65.591

29 abr 2024 . Actualizado a las 14:41 h.

El sector público sigue creciendo en la provincia de A Coruña y ganando peso como uno de los que crean más empleo. De acuerdo con el último informe del Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública, que recopila datos actualizados en julio del 2023, un total de 76.551 personas trabajan para las administraciones públicas, cuando en julio del 2013 eran 65.591. Es decir, en el plazo de solo diez años, el censo de los empleados públicos al servicio del Estado, de la comunidad autónoma y de la administración local en esta provincia se ha incrementado en casi 11.000 personas.

A Coruña es, con diferencia, la provincia gallega en la que más familias viven de su trabajo en las distintas administraciones. Son 23.000 más que los empleados públicos que tiene la provincia de Pontevedra. El 44 % de los 173.534 trabajadores que tiene el sector público en Galicia ejercen en la provincia coruñesa, donde las administraciones incorporaron a más personal entre el 2013 y el 2023 (con un aumento de plantillas del 16,7 %) que en la media de la comunidad autónoma (con un repunte del 15,2 %).

Tres de cada cuatro trabajadores públicos corresponden a la administración autonómica, que cuenta con una plantilla de 53.461 personas. Entre julio del 2013 y el mismo mes del 2023, la comunidad autónoma aumentó sus nóminas en 10.821. En esa suma están incluidos tanto los empleados de la Xunta y de sus organismos dependientes como los de las tres universidades gallegas. En este segmento, el de la universidad, la diferencia del personal que trabaja en este ámbito en esta provincia es mucho mayor que en el resto de administraciones. Mientras en las provincias de Ourense y Lugo no llegan siquiera a un millar de trabajadores en este ámbito, en la de A Coruña son prácticamente 5.000 las personas al servicio de las universidades, cifra que duplica con creces al censo de empleados de ese sector en la provincia de Pontevedra.

Tras la autonómica, la administración que mueve más personal en la provincia es la del Estado, con 12.729 empleados a su servicio. Pero al contrario de lo que sucedió en el resto de administraciones, la estatal recortó puestos de entre julio del 2013 y el mismo mes del 2023, período en el que perdió hasta 419 empleos en la provincia de A Coruña.

Y la administración con un plantel más corto es la local. La Diputación y los concellos de la provincia tienen contratadas a 10.361 personas. Son 558 más que las que figuraban en julio del 2013 en el balance del Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública. A Coruña suma la tercera parte de todo el personal al servicio de diputaciones y ayuntamientos en Galicia, que son 28.879 trabajadores. La comparativa entre las provincias pone de relieve, por ejemplo, que la de Ourense tiene más personas empleadas en la administración local (5.006) que la de Lugo (4.839). Es una superioridad que solo se da en ese sector. De hecho, Ourense tiene 20.781 empleados públicos, y Lugo, 22.799.

Las mujeres copan el 90 % de los nuevos puestos y son ya 17.000 más que los varones en el sector

La función pública en la provincia es mayoritariamente femenina. De los 76.551 trabajadores que están empleados en las distintas administraciones, 46.669 son mujeres y 29.882, varones. Y esa diferencia se nutre principalmente de la mayor incorporación de féminas en los últimos años, hasta el punto de que nueve de cada diez puestos de empleo público que se incrementaron entre julio del 2013 y julio del 2023 correspondieron a mujeres. De los 10.960 nuevos puestos creados por las distintas administraciones en ese período, 9.695 están ocupados por mujeres y 1.265, por hombres.

Aunque esta supremacía femenina en el sector público de la provincia no es general en todas las administraciones. La brecha se localiza en la autonómica. En el 2013 tenía en nómina a 26.184 mujeres y a 11.598 hombres. Diez años después, esa diferencia en favor de ellas pasó de 14.586 empleos a 21.613. Las mujeres también son más en la administración local de la provincia de A Coruña, aunque con una diferencia mucho menor que en la autonómica: 5.465 féminas y 4.896 hombres. En cambio, en la administración estatal persiste una mayoría de varones. En julio del 2023 sumaban 9.062 nóminas frente a 3.667 asignadas a mujeres.

El tránsito desde la interinidad a la estabilidad en el trabajo

La renovación de plantillas en las administraciones está a la vista. En los hospitales, en las oficinas de Hacienda, en cualquier ventanilla. Hay un relevo por la jubilación de miles de empleados públicos, un proceso que adquirirá una dimensión todavía mayor en los próximos años con la retirada de los trabajadores de la llamada generación del baby boom. Pero las administraciones también se están renovando a golpe de ley, con la obligación de convertir en fijo al personal que llevaba años trabajando de forma interina. Esta tesitura es especialmente notoria en la Xunta, que, como otras administraciones autonómicas, ha tenido que convocar unos procesos de estabilización que en muchos casos se resuelven por concursos, pero que también suponen la renovación de puestos y la incorporación de personal nuevo.

XOAN A. SOLER

«O emprego público da moita seguridade»

Iván Bello, rianxeiro de 32 años, da clases dirigidas en un centro de fitboxing del Ensanche de Santiago, actividad que compagina con la preparación de las oposiciones para educación primaria. Bello tiene muy claro el cambio que busca en su vida laboral: «O emprego público da moita seguridade. No privado con pouco podes ir fóra. A diferencia está na estabilidade. Aínda que tamén é certo que medrar no público é máis difícil». Asegura que la misma reflexión gana adeptos en su grupo de amigos frente a otras opciones laborales que ahora están generando más reticencias, como el sector hostelero, «porque as condicións do emprego público son boas, tes as túas vacacións e hai outra estabilidade». Iván, que destaca un punto vocacional en su inclinación por trabajar en la enseñanza, asegura que dedica una de media unas tres horas diarias a preparar los exámenes, entre los que intercala «días intensos nos que traballo durante cinco horas».

ALBA FURELOS

«Con cuatro horas al día sacas la oposición»

Elvira Martínez es profesora en una academia que prepara a opositores, Infórmate. Confirma que el número de personas que acuden a estos centros sigue en aumento, como también la edad media de los alumnos. «En los años 90, eran veinteañeros. Terminaban sus estudios y venían a opositar. Pero ahora es gente que prueba primero en la empresa privada y, al ver que no cumple sus expectativas, lo intenta en el empleo público. Ahora, la edad media está más cerca de los 40», indica. Incluso más, apostilla Elvira, «porque para la Administración del Estado la media puede llegar a los 50 años». Esta profesora, que reconoce que las academias atraviesan un buen momento —«aún nos quedan años buenos»—, aconseja constancia a sus alumnos. «Les recomiendo que piensen cuántas horas son capaces de estudiar concentrados. Deben ser productivos y constantes. Con cuatro horas diarias durante 9 o 12 meses, quitas la oposición», sostiene.