
El grupo de estudiantes acampados en Historia acusa a la universidad de buscar un enfrentamiento con el resto del alumnado sobre la organización de los exámenes
24 may 2024 . Actualizado a las 17:46 h.El grupo estudiantes que ha decidido encerrarse en la Facultade de Historia de Santiago en solidaridad con Palestina y en protesta por la guerra de Gaza ha confirmado que continuará ocupando el edificio y ha reprobado a la USC como institución, ya que considera que las medidas tomadas para cuestionar al Estado de Israel resultan «mera retórica». Estas medidas, anunciadas por el rector, Antonio López, incluyen «deter o xenocidio practicado contra o pobo palestino», con el compromiso de que la USC reforzará su colaboración con las universidades palestinas, anunciando también que no firmará nuevos acuerdos con universidades de Israel ni mantendrá relaciones científicas con ellas ni con sus equipos de investigación que no apoyen al pueblo palestino.
El alumnado que participa en la protesta, y que supera el centenar, afirma que la universidad está intentando enfrentarlos con el resto de estudiantes por la ocupación de aulas en las que tendrían que haberse hecho exámenes. Señalan que informaron previamente de los espacios que necesitaban para garantizar la seguridad y la convivencia durante el encierro e insisten en que la USC tiene en el propio casco antiguo, muy cerca de la Facultade de Historia, espacios más que suficientes para mantener el calendario de todos los exámenes.

En una madrugadora comparecencia en la escalinata de la Facultade de Historia, una representación del colectivo dio lectura a un manifiesto en que desgranan sus demandas. Previamente recordaron «o compromiso unánime de no dificultar ni boicotear los exámenes» expresado por la asamblea que decidió organizar el encierro. También afirmaron que «as universidades están xogando un papel de total inacción e complicidade con todo este proceso». «Neste caso, a USC, financiada por un goberno que está tolerando o xenocidio palestino é outra máis das cómplices deste proceso», añade la asamblea estudiantil, que le reprocha «a persistencia nas relacións académicas con universidades israelís, agora mesmo con trece proxectos de investigación en activo», además de mantener, dicen, «liñas de financiamento e contratacións específicas ou a concesión de premios honoríficos a personalidades sionistas como Martha Nussbaum».

Su primera demanda pasa «polo recoñecemento público de que o que está facendo Israel en Palestina é un xenocidio e a condena clara e explícita contra a destrución deliberada das universidades palestinas na franxa de Gaza e os ataques ao profesorado, estudantes e persoal universitario». Además de exigir un «alto ao fogo inmediato e permanente de Gaza» reclaman el fin de cualquier colaboración con universidades de Israel, instituciones académicas y empresas o centros asociados públicos o privados del país. Demandan que este boicot se mantenga hasta que las universidades israelíes reconozcan los derechos del pueblo palestino y actúen en consecuencia. También exigen la suspensión de acuerdos con empresas que financien la industria armamentística implicadas en la guerra y el cierre del Centro de Estudios de Seguridad (CESEG), un centro mixto formado por la USC y el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional, vinculado al Ministerio de Defensa. Que el presupuesto destinado a los acuerdos con Israel se utilice en la reconstrucción de la universidad de Gaza y en el cuidado de la comunidad universitaria palestina también forma parte sus demandas, junto a que todos los edificios de la USC visibilicen con banderas de Palestina su rechazo a la guerra y al «xenocidio» de Gaza.