Burrocracia

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

02 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Debería producirse un punto de inflexión en el caótico funcionamiento de los servicios municipales de Urbanismo, en los responsables de la tramitación de licencias de obra y de apertura. ¿Por qué si llevan años sumidos en el caos? ¿Por qué si cada alcalde que inicia mandato en Compostela incluye esta misión entre sus prioridades y, luego, nunca consigue nada? Pues precisamente por eso, porque ya está bien. Porque es indigno de una ciudad que pretende ser moderna que los ciudadanos tengan un muro infranqueable delante cada vez que pretenden cumplir con los deberes que la propia Administración les impone. Decir que ahora mismo hay en Raxoi dos mil expedientes de licencia de obra y de apertura en tramitación y que la duración media de los trámites es de diez meses desde que el solicitante presenta la documentación hasta que se da por concluido el procedimiento, y añadir que ese balance del Concello de Santiago no es el peor comparándolo con el de las otras ciudades gallegas, es para sonrojarse. Sí, este es un mal endémico, pero va siendo hora de que un gobierno municipal coja de verdad el toro por los cuernos y lleve a la práctica eso que siempre se ha dicho que se iba a hacer, con expresiones contundentes en distinto grado, desde engrasar la maquinaria burocrática hasta darle la vuelta a la administración municipal como a un calcetín. Le toca ahora a Goretti Sanmartín, y debería servirle de bautismo de fuego en este trascendental y espinoso asunto, cuando se cumple un año de su mandato, el ridículo que le hizo pasar en la última sesión plenaria la inoperancia demostrada estos días por los propios servicios de urbanismo con el asunto del papel imprescindible para otorgar la licencia de primera ocupación de la residencia de mayores del Restollal, papel que le dijeron a la alcaldesa que no estaba en Raxoi y por eso se lo reclamaron por segunda vez a la Consellería de Política Social. En realidad sí estaba, pero alguien olvidó incluirlo en el expediente. Mientras, pasaban los días con los aspirantes a las plazas de la residencia en espera. Y esto ocurre con un equipamiento de 25 millones de euros y con la Xunta y la Fundación Amancio Ortega llamando a la ventanilla. Imagínese, si es a usted, sufrido ciudadano de a pie, a quien le toca hacerlo.