El dulce momento en lo deportivo y lo personal de Guille Carracedo

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Marina Cabrero y Guille Carracedo llevan tres años y medio de relación.
Marina Cabrero y Guille Carracedo llevan tres años y medio de relación. CEDIDA

El santiagués acaba de ganar su sexto campeonato de España de pádel surf y está reformando con su pareja «la casa de nuestros sueños» en Lariño

04 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Que Guille Carracedo triunfe en el pádel surf ya no sorprende a nadie. El santiagués que fue subcampeón del mundo con la selección española en el 2019, 2022 y 2023, acaba de proclamarse campeón de España en la categoría absoluta por sexta vez —la quinta consecutiva—. Este martes regresaba a casa tras conseguir la victoria en la competición disputada en Pantín (Ferrol), después de encadenar muchos viajes, relata un deportista que el próximo mes cumple 31 años: «Hemos vivido muchas aventuras en los últimos cuatro meses: en Costa Rica, en Fuerteventura, hice el reto de Red Bull con los hermanos Montoya de pasar 7 días cruzando Europa sin dinero ni teléfonos.... y acabé esta gira en casa. La última parada fue en Galicia para cerrar el círculo y ganar el campeonato de España».

Recuerda que la primera vez que obtuvo este título fue hace justo 10 años. Pasó luego una temporada de sequía medallera este médico y tiktoker todoterreno, hasta que empezó a colmar su palmarés con galardones nacionales, europeos e internacionales. «Cuando llevas varios campeonatos ganados, todo el mundo ya da por hecho que vas a volver a hacerlo y tienes más presión, porque en algún momento vas a tener que perder. Hay jóvenes promesas que vienen por detrás pisando fuerte», comenta con su habitual naturalidad Guille, quien reconoce estar pasando por un momento dulce tanto en lo deportivo como en lo personal. Gran parte de culpa la tiene su pareja, Marina Cabrero, su compañera de viajes y aventuras, a la que le dedica cada uno de sus logros. «Es mi máximo apoyo», atribuye él a esta azafata de vuelo madrileña -nacida en Granada- con la que lleva tres años y medio de relación, la cual se dedica actualmente a la gestión de redes sociales (estudió Márketing y Publicidad) y eso le permite no estar atada a un puesto laboral físico.

Con ella se embarcó en mayo en la reforma de «la casa de nuestros sueños». Aunque se crio en Ames, afirma Guille que «uno no es del lugar donde nace, sino de donde quiere volver» y él encontró su paraíso personal en la ría de Muros y Noia. «Me mudé a esta zona hace años, a la casa de mis abuelos, en Louro, pero no dejaba de ser la casa de mis abuelos... Llevaba años buscando algo por aquí, pero las verdaderas gangas las encuentras a pie de calle. Fuimos paseando, dejando notitas en las casas abandonadas que nos gustaban», cuenta. En ellas, él y Marina explicaban que son una pareja joven que busca su hogar y, «de 20 notas que dejamos, a lo mejor nos llamaron de 10». Entre ellas, de una vivienda con unas vistas privilegiadas al faro del Lariño: «Fue amor a primera vista, en un entorno privilegiado y con la playa de Lariño a solo 120 metros, aunque llevaba unos 25 años cerrada». Han confiado el proyecto de reforma a una empresa conocida (Neo Design y AUCRP Arquitectura) y la pareja está dispuesta también a remangarse y ensuciarse las manos. De hecho, ellos dieron el primer golpe para derribar las paredes y planean instalar una gran cristalera para disfrutar las puestas de sol.

«No queríamos meteros a vivir en una casa estilo Cuéntame, versión terror, sino que queríamos hacer un hogar a nuestro gusto. No somos unos manitas, pero le ponemos muchas ganas y colaboramos para abaratar costes al ser de unos amigos la empresa que hace la reforma. Los trabajos empezaron hace un par de meses y la idea es que duren 10 o 12, así que deberían estar listos para el próximo año», aclara un surfista que se ha asegurado atardeceres de postal desde el calor de su casa tanto en invierno como en verano. «Marina ha cambiado Madrid por esto y dice que, sin dudarlo, le compensa la calidad de vida que hay aquí», dice su pareja, quien ha conseguido que ella también se empiece a enganchar al surf.« Vamos cumpliendo metas, tanto que la familia de Marina va a venir a pasar las vacaciones con nosotros y vamos a juntar a las dos abuelas, la de 97 y la de 92 años», añade con voz alegre un hombre que irradia felicidad por los cuatro costados.