Arturo Solar, trompetista santiagués en la gira de Luis Miguel: «Es muy especial volver a Galicia, tras 22 años, con un concierto así»

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO / LA VOZ

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El compostelano Arturo Solar, trompetista principal en la gira de Luis Miguel, entre bastidores
El compostelano Arturo Solar, trompetista principal en la gira de Luis Miguel, entre bastidores Cedida por O. Martínez

Se fue de Galicia a California con 23 años para cumplir su sueño de componer música para cine. Tras tocar junto a artistas como Mariah Carey, Jennifer Lopez o Bruno Mars, desde el 2023 es uno de los músicos del «tour histórico» del artista mexicano

22 jul 2024 . Actualizado a las 16:06 h.

Esta noche, el trompetista santiagués Arturo Solar, de 45 años, tocará en A Coruña. «Para mí, tras haber dejado Galicia hace 22 años, volver a mi tierra con un concierto así, con un tour tan histórico como el de Luis Miguel, es un sentimiento muy especial», señala con viva ilusión el instrumentista y compositor, horas antes de que arranque el recital que el artista mexicano dará en el herculino muelle de Batería. «Es muy emocionante lo que viví sobre el escenario en un año de gira. Llevamos sobre 140 conciertos y quedan más de 40. Empezamos en julio pasado y no hemos parado. Recorrimos 16 países en tres meses. Es abrumador y único ser parte de ello. Con trabajo, sacrificio y preparación, todo se puede», reflexiona ante su propia trayectoria.

Su padre, el cantante Arturo Solar, conocido en las verbenas gallegas como Chiclé, le inculcó la música desde niño. «Yo alternaba mis estudios en el instituto de Pontepedriña con trabajos en orquestas y con mi formación en el conservatorio de Santiago, donde me gradué como trompetista. A los 8 años ya tocaba ese instrumento. Mi mentor fue alguien tan respetado como el coruñés José Somoza», realza. «Mi hermano Emilio continuó en orquestas, pero mi sueño era componer música para cine. Tenía inquietud por volar y, en el 2002, con 23 años y muchas ganas de comerme el mundo, me fui a Los Ángeles. No me importaba no saber inglés o tener 1.000 euros en el bolsillo», recuerda. «Mi madre me aconsejó que, aunque quisiese componer, me llevase la trompeta, y eso, en California, me dio la estabilidad», admite.

«Los dos primeros años fueron duros, buscando oportunidades, pero con mi formación y siendo sociable, me di a conocer. Como trompetista, mi primer tour internacional fue con el mexicano Juan Gabriel, uno de los mayores artistas de Latinoamérica. Por productores que te recomiendan, también me convierto, y aún sigo, en músico de sesión. Saber hacer arreglos de cuerda y orquestales me abrió más campo, también en España. En los últimos años trabajé como arreglista para Raphael o Bisbal o en filmes como el musical Burlesque, protagonizado por las cantantes Cher y Christina Aguilera. Como trompetista, toqué junto a Mariah Carey o Jennifer Lopez. No paré de trabajar», destaca.

«Un día, el cantante Bruno Mars entró en un club de Hollywood donde yo tocaba. Al salir, me dijo: "Sounds great". Luego se acercó su mánager y me habló de un trabajo para el que les gustaría contar conmigo. Sin yo creerlo, al poco me llamaron y ahora me encargo de la dirección musical de sus proyectos latinos; armo la banda», prosigue muy agradecido. «En EE.UU. conocí a un trombonista mexicano, Alejandro Carballo, con el que grabo mucho. Él es líder de sección de metales en el grupo de Luis Miguel. Con sus referencias, en el 2010 toqué para un disco del artista. Antes del actual tour, contactaron de nuevo conmigo para ser en él su trompetista principal», aclara.

«Es mucha responsabilidad. Yo, con Marco Antonio Solís, un ídolo en Latinoamérica, tengo tocado ante 60.000 personas, pero aún así, impresiona ver lo masivo y lo eufórico de cada concierto de Luis Miguel, en una gira que bate récords, con todo agotado. No olvido el primer concierto, en Buenos Aires, con esa multitud. Sobrecogía. Aún así, sobre el escenario todo está muy estructurado. Luis Miguel, el mejor cantante en su género, es extremadamente profesional», señala, poniendo también en valor al grupo. «Nos llevamos muy bien, y eso se transmite. Los músicos recorremos juntos las ciudades donde tocamos, disfrutamos del ocio. Algo también bonito es el cariño del público. Desde el escenario vimos parejas que se prometen», apunta risueño. «Luis Miguel, que siempre te trata con gran respeto, sabe que soy gallego. Lo primero que me dijo fue: "¡Qué bien se come en tu tierra!"», cita.

«Mi vida está en California con mi mujer, Anna Sarkisova, una pianista armenia, y mis dos hijas, pero Galicia no salió de mí. Si algo me emociona es ver toda la gente que te escribe desde aquí con orgullo por lo logrado en Estados Unidos. Mi objetivo es inspirar a los jóvenes, motivarles, que vean que, como hice yo, sí se puede. A mí aún me queda la espinita de dedicarme solo a componer música para cine, pero también sigo en ello», resalta.