Debemos quedarnos con la foto del pasado 25 de Xullo en el acto institucional Alba de Compostela: los grupos políticos de la corporación municipal unidos en torno a las cuatro personas galardonadas, que lo son por su meritoria trayectoria vital, sin olvidar que en ellos se proyecta toda la sociedad compostelana. Por eso era dolorosamente absurda la controversia suscitada el año pasado, en la improvisada primera edición del Alba inventada por el BNG nada más acceder a la Alcaldía, que derivó en el comprensible plantón de los dos grupos de la oposición municipal, populares y socialistas. Estos lo hicieron, eso sí, disculpándose con los entonces galardonados porque no era por ellos, todo lo contrario, sino por las formas del gobierno, que se saltó los procedimientos legalmente establecidos para crear —que no institucionalizar, porque su nacimiento no fue reglamentario— este acto ciudadano. Institucionalizado está ahora con el consenso de toda la corporación, que es lo que corresponde aunque baste con la mayoría absoluta del pleno, según el reglamento de títulos, honores y condecoraciones del Concello. Nada más asumir el gobierno municipal, el Bloque quiso marcar diferencias con el pasado e imponer su estilo, pero eso hay que hacerlo conforme a las normas que todos nos hemos dado, y no entrando como elefante en una cacharrería. Tal vez en las asambleas no se entienda así, pero Goretti Sanmartín sabía que avanzando por ese camino pronto podría empezar la cuenta atrás, así que no quedaba otra que pulir las formas. Con el Alba de Compostela gana ahora la ciudad. Nadie puede negar al BNG la paternidad del «invento», pero el aplauso a los galardonados —elegidos por consenso por los representantes de los ciudadanos— es ahora el de toda la sociedad compostelana. De la misma forma, se ha cuidado que el Alba no «oliese» a contraprogramación de los actos institucionales del Día de Galicia, una agenda ya de por sí muy cargada. Pactado todo ello y puesto en práctica en el reciente 25 de Xullo, merece aplauso entusiasta, y a esperar que el sectarismo no dañe aquello que es patrimonio de todos los compostelanos. Por cierto, ¿sonará mañana el himno español junto al gallego en el Obradoiro, en el Día de Padrón en Santiago?