Virxe da Cerca

Cristóbal Ramírez

SANTIAGO

07 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Es como una matraca: alguien quiere peatonalizar una calle de su ciudad o convertirla en sentido único o reducir el tráfico e inmediatamente se alzan mil y una voces de protesta, sobre todo de los propietarios de los negocios, que atisban ruina. Luego corre el tiempo y esos mismos protestones sonríen encantados. Se han olvidado de cuando los coches iban y venían por la Rúa do Vilar, por ejemplo, o campaban en el Obradoiro, y ahora aquellos se frotan las manos porque hacen caja, y mucha. Como en Pontevedra.

La historia se repite en Virxe da Cerca, antiguo itinerario para quien desde A Coruña quería ir a Padrón hasta que se abrió la avenida de Lugo. Sobre el papel, el incipiente plan del Concello con el fin de reducir (que no prohibir) el tráfico en esa vía solo parece merecer el aplauso de todos (pregúntenle a los extranjeros, que nos dejan sus buenos cuartos) excepto de los comerciantes. Como siempre, claro.

La tendencia en la Europa desarrollada es precisamente esa: ir reconvirtiendo el centro de las ciudades —y más si es histórico— en espacios para el peatón. Santiago fue uno de los pioneros en España, pero costó sudor y lágrimas, y hacer frente a mucha incomprensión y hasta salir a la calle pacíficamente. Hay que seguir por ese camino, y desde luego sería injusto no reconocer que la iniciativa del Concello es ponderada. Por eso está fuera de lugar lo que decía el presidente de la cooperativa del mercado hace unos días referente a Virxe da Cerca: «Se pechan o paso, morren a Praza e o casco vello». Un poco de seriedad, por favor, porque será justo lo contrario: se revitalizarán. Y si alguien duda, que se lo pregunte a los negocios de la calle Carretas, peatonalizada.