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Fernando Hernández: «Tocando en la calle junto al Obradoiro me reconocen como el de 'Saber y ganar'»

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

El salmantino, conocido por ser uno de los 'Supermagníficos' del clásico de La 2, en el que llegó a concursar en casi 100 programas, se instaló en Santiago hace 40 años. Desde este verano es uno de los gaiteiros del Arco de Xelmírez

28 oct 2024 . Actualizado a las 08:10 h.

Este año Fernando Hernández se decidió a dar el paso y a convertirse en uno de los gaiteiros del Arco de Xelmírez, junto al Obradoiro. «Soy un músico aficionado, no profesional, pero desde hace tiempo me rondaba la idea de tocar en la calle al ser una experiencia interesante por el contacto con la gente, por la forma directa de presentar la música o de emocionar, como mucha gente te dice. Varios se paran… Algunos hasta te reconocen como el de Saber y ganar», apunta con timidez el también concursante televisivo, de 64 años, repasando una vida que ganó intensidad desde su temprana jubilación.

Nacido en Salamanca, llegó a Galicia en 1976, con 16 años, por el traslado de su padre. «Estudié en un colegio de A Coruña. Allí tenía un profesor que había sido alumno de Dámaso Alonso. Él nos insistía en usar todos los verbos. A él le debo hablar con propiedad. Siempre me gustó conocer palabras, hacer crucigramas, que terminaba sin mirar las soluciones», prosigue sonriente y locuaz. «En la USC comencé Historia, pero no la acabé al mudarme a Barcelona. Regresé de nuevo aquí en 1984. Mi mujer es gallega y por amor me quedé. En Santiago empecé a trabajar como visitador médico, una profesión que ejercí para varios laboratorios, como Bayer. Recuerdo esa época a caballo entre lo laboral y el gran ambiente universitario», continúa, y avanza en el tiempo. «En el 2015 me acogí a un ERE. Dejé de trabajar y me propuse retomar las cosas que me gustan», enlaza.

«En el año 2009, y tras haberme retado uno de mis dos hijos (se ríe), ya había probado suerte en Pasapalabra, cuando el nivel de exigencia del formato no era como el actual. Allí estuve cinco programas. Yo no me preparo de forma específica para concursar. Sí me obligo a estar al tanto de la actualidad. Veo también importante tener cultura general», defiende. «Al haber quedado contento de esa experiencia, y ya sin trabajar, empecé a escribir cartas mensuales a Saber y ganar, el clásico de La 2 que yo veía a diario desde siempre. En ellas me presentaba y narraba vivencias mías recientes, como la de haber ido de hospitalero a dos albergues del Camino o la que en uno de ellos me rompí un brazo. No sé si fue por ese relato, pero me llamaron para el casting», recuerda riendo.

«Fui con la esperanza de al menos pasar el primer programa y a pesar de que los números no son mi fuerte, creo que un mayor dominio de temas como cine u ópera me facilitó continuar durante 29 entregas. Al sumar 7.000 euros, me convertí en un ‘Magnífico' del programa, lo que me permitió luego volver y enfrentarme a concursantes a los que admiraba. Con mucha suerte me impuse a ellos y llegué a ‘Supermagnífico'. En total salí en casi 100 programas», sostiene restándose méritos y entre elogios al formato presentado por Jordi Hurtado. «Algo simpático fue que fuera de cámara le comenté mi alegría por haber pasado en Santiago una prueba para cantar en el Coro da Ra. En otro programa me preguntó en antena por la formación y un vídeo del coro sumó ese día 30.000 visitas en YouTube», señala entre más anécdotas. «Entre los veteranos del programa tenemos un grupo de WhatsApp, donde comentamos en directo las emisiones. También hacemos quedadas por España. En Santiago los concursantes gallegos nos vemos con frecuencia», revela, mientras reconoce que tras irse de Saber y ganar compitió también en más espacios como El cazador, mientras retomaba su faceta musical.

«De niño escuché en un disco una muiñeira, un sonido que me aprisionó. En Barcelona aprendí gaita con el director ourensano Xosé Lois Foxo. Allí, con amigos, tocábamos en la calle... En el 2016 me matriculé aquí en la Escola Municipal de Música y este verano quise probar en el Arco», explica sin descanso mientras enumera más aficiones, como la de la fotografía, por la que pertenece a la Asociación Cultural Fotoforum Compostela. «También soy voluntario de la Asociación Española Contra el Cáncer y acompaño a enfermos en el hospital. Si algo agradezco a Saber y ganar es que en las salas de espera y al identificarme la gente surgen temas de conversación que animan... Muchos me preguntan por Jordi Hurtado», admite. «Ahí se ve el eco del formato. Para mí fue un sueño llegar en él tan lejos», acentúa.