Lavacolla, el récord de la estacionalidad

s. lorenzo SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Marca otro techo histórico de viajeros en su año con menor oferta exterior, pero con el viento de cola de los enlaces turísticos y del cierre de Peinador

15 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Aena puso el lunes las cifras definitivas a un nuevo récord de viajeros que el aeropuerto de Santiago ya había alcanzado semanas antes de cerrar el 2024. Es la séptima vez en los últimos nueve años en la que el Rosalía de Castro supera su techo histórico, marcas que pueden considerarse consecutivas porque las excepciones corresponden a los dos ejercicios en los que la pandemia puso al sector contra las cuerdas. El éxito es mayúsculo, porque se produce en un contexto de merma en la oferta de rutas internacionales sin precedente desde la apertura de la nueva terminal y también de maltrato de las aerolíneas a los servicios con Madrid. Pero este triunfo que puede considerarse de la estacionalidad, con un número cada vez mayor de destinos que en la campaña de invierno desaparecen del panel de vuelos en el que lucen durante el verano, tiene sus claves.

VUELOS TURÍSTICOS

Reforzar lo que funciona. Las aerolíneas han optado en Santiago por aumentar servicios en las rutas con mayor demanda en lugar de programar otras nuevas. Destinos como Sevilla, Alicante, Málaga o Palma de Mallorca experimentan un crecimiento exponencial. De hecho, los viajeros que ganan esas rutas compensan los que Lavacolla pierde con los tijeretazos a los destinos internacionales y con la vía de agua abierta en la de Madrid. Y permiten maquillar incluso los pinchazos de Alvedro y Peinador para que el sistema aeroportuario gallego cierre el año en positivo.

ESTACIONALIDAD

Programar en verano, cancelar en invierno. El último Xacobeo marcó el cambio de paso de las compañías en su programación exterior. Así, los 14 destinos internacionales que atendieron en la temporada de invierno 2022-2023 se quedaron en seis en la 2023-2024 y han sido reducidos a la mínima expresión, solo cuatro, en esta campaña. Estos recortes, que atienden al criterio de la estacionalidad, se han encadenado, además, sin explicación alguna de las aerolíneas, que en abril reactivarán 7 de las 8 que cancelaron en octubre pasado.

EL EFECTO VIGO

Trasvase de viajeros. El récord de Lavacolla en el 2024 no se entiende sin un efecto coyuntural, como fue el cierre del aeropuerto de Peinador en mayo. Además de evidenciar las estrecheces de personal en algunos servicios del Rosalía de Castro, el trasvase de los vuelos que las compañías no pudieron operar en la terminal viguesa permitió a la de Santiago ganar 85.000 viajeros respecto al mismo mes del 2023. Al final, resultaron determinantes en un ejercicio que cerró con 103.000 más que el anterior.

XOAN A. SOLER

EN HORAS BAJAS

A Madrid, en AVE. Además de la reducción de la oferta de vuelos exteriores, la otra merma que han experimentado en los últimos años los servicios que oferta Lavacolla afecta a los horarios de la ruta con Madrid, que operan Iberia y Ryanair. Ninguna vuela antes de las 9.00 de la mañana, lo que aboca a muchas de las personas que quieren viajar en avión por motivos de trabajo a desplazarse en la víspera. En los resultados del aeropuerto, este abandono de la ruta con Barajas se ha traducido en la perdida de decenas de miles de pasajeros que, obviamente, no han dejado de viajar a Madrid, sino que han optado por el AVE. Porque, con un viaje de tres horas y un abanico mucho más amplio de frecuencias, el tren de alta velocidad garantiza la llegada al mismo centro de la capital cuando el primer vuelo del día ni siquiera ha despegado del Rosalía de Castro.

 SIN REACCIÓN

El bucle del debate político. Estos recortes en rutas y frecuencias se produce en un clima de escasa reacción por parte de las administraciones. Mientras Raxoi achaca el recorte de rutas internacionales a la descoordinación de los tres aeropuertos, y pide a Xunta y Aena que muevan ficha en favor de una política «de país», el Gobierno autónomo pone la pelota en el tejado de los ayuntamientos, y plantea que son las ciudades las que deben formular una apuesta «sen visións localistas» para coordinarse. Son relatos muy sobados con los que nunca se ha logrado un mínimo avance. Porque las tres ciudades piden y ninguna está dispuesta a hacer concesiones.