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Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

26 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Llevamos décadas hablando, con los mejores propósitos pero muy escasos resultados, de la imperiosa necesidad de revitalizar el comercio de proximidad como uno de los pilares sin los cuales es imposible construir el edificio social de nuestro entorno urbano, de Compostela. Sin el pequeño comercio, sea del centro de la capital o de sus barrios, Compostela será una ciudad fantasma, no existirá. Por desgracia, la reciente decisión adoptada por la Fundación Santiago Centro de disolver el centro comercial abierto del Ensanche, tras más de veinte años de lucha y esfuerzos contra viento y marea, es una constatación evidente de ese fracaso. Leyendo, en su reciente entrevista en La Voz, los argumentos de Chema Fernández, fundador y presidente de Santiago Centro y uno de los comerciantes ejemplares y más representativos del sector, no queda más que comprender las razones del patronato de la entidad. Deben ser los propios comerciantes los primeros que se unan para hacerse fuertes por sí mismos y para hacer valer sus razones ante las administraciones, que han sido siempre de una lógica aplastante pero no correspondidas en la medida que requieren los retos que han afrontado y siguen afrontando estos empresarios. Baste citar los intentos de Santiago Centro por formar y facilitar a los minoristas del Ensanche las herramientas necesarias para incorporarse plenamente al comercio online. Pese a ese duro golpe en el Ensanche, el sector no debe dejarse llevar por el derrotismo. La especialización, la calidad, la atención personalizada, la proximidad al cliente... la humanización de la actividad comercial, en suma, son los valores que avalan al pequeño comercio como garantía de futuro. Y, por supuesto, contando con el apoyo de las administraciones en todo lo que sea necesario, porque no solo es imprescindible, es justo por su función social. La proclamación, en esta misma página, de otro representante del sector, José Antonio Seijas, de la heroicidad del pequeño comerciante, es una verdad monumental. Tomemos nota y seamos sus conciudadanos los primeros que apoyemos a los comerciantes de proximidad con nuestras compras. No es un esfuerzo. Y, si lo fuese, será ampliamente compensado.