Los díscolos del PSOE de Santiago alegan contra su expulsión: «Non incumprimos ningunha norma»

r. m. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Los ediles del PSOE, ahora divididos en dos bloques, se mostraban así de unidos en julio, un mes después del pleno de la ordenanza de las VUT.
Los ediles del PSOE, ahora divididos en dos bloques, se mostraban así de unidos en julio, un mes después del pleno de la ordenanza de las VUT. cedida

Rosón afirma que durante la militancia de los sancionados han pasado muchos secretarios locales «e nunca houbo problemas»

30 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Los cuatro concejales expulsados provisionalmente del PSOE por no facilitar el relevo de Gonzalo Muíños por Sindo Guinarte como portavoz del grupo municipal alegaron ayer contra la decisión del partido. Lo hicieron a última hora de la tarde, al filo de la conclusión del plazo para explicarse, y con la crítica expresa por la mañana de Mercedes Rosón, una de las sancionadas, de que los tres días concedidos para rebatir las imputaciones supone «unha indefensión total».

Con ese plazo, dijo la todavía concejala socialista, no tuvieron más remedio que apurar el tiempo hasta el último momento, aunque todavía les queda el recurso ante la comisión federal de ética y garantías del partido. En ese caso, el plazo es de diez días. Concluye el viernes de la próxima semana y piensan agotarlo, para armar su respuesta a unos expedientes que, de confirmarse la resolución inicial, situarán fuera del partido no solo a Rosón, sino también a Muíños y a las concejalas Mila Castro y Marta Álvarez.

Los conocidos como díscolos del PSOE defienden que no ha habido incumplimiento alguno por su parte al no acudir a la reunión convocada para el lunes 20 de este mes por Guinarte para asumir el liderazgo del grupo municipal, tal como había aprobado la dirección local socialista. Y no hubo incumplimiento, sostienen, porque esa convocatoria era nula de pleno derecho, toda vez que oficialmente Gonzalo Muíños seguía siendo no solo integrante del grupo municipal, sino también su portavoz. Así se deriva del informe que emitió el secretario municipal cuatro días después y así lo expusieron ellos mismos con anterioridad para justificar ante el partido su no asistencia a aquella convocatoria.

«Isto non ía de acatar normas»

Muíños no solo tenía derecho a participar en esa reunión, a la que no se le invitó, sino que solo a él competía convocar cualquier reunión, defienden los díscolos, ahora amparados en ese informe oficial. «Non houbo ningún incumprimento», reiteraba ayer Mercedes Rosón, «e por máis que se repita que o houbo non se vai converter en verdade», dijo.

Rosón respondió ayer a las recientes declaraciones de dirigentes autonómicos del partido de que hay que acatar las normas. La que fuera concejala de Cultura y de Urbanismo en varios gobiernos de Sánchez Bugallo afirmaba ayer que «claramente isto non ía de acatar as normas, ía de facer oco», dijo en referencia a la aspiración de la agrupación local de que mediase alguna dimisión en el grupo municipal para facilitar la entrada del secretario general local, Aitor Bouza, número 11 de la candidatura.

Mercedes Rosón adujo que los expedientados saben «de sobras» lo que «é formar parte dun partido e acatar as normas: levamos moitos anos militando e pasaron moitos secretarios locais diferentes e non houbo ningún problema», expuso. Entre los sancionados, precisamente, hay una exsecretaria general local. Mila Castro dirigió la agrupación local del PSOE a finales de la década pasada.

El grupo municipal socialista, dividido en dos bloques, comparte todavía escaños en el pleno de hoy

 

 

Los seis concejales del grupo socialista se sentarán todavía juntos en el pleno de hoy, el primero ordinario del año, aunque todo apunta a que no será así para el siguiente. Para entonces, Ferraz ya habrá tomado una decisión definitiva sobre el futuro de Gonzalo Muíños, Mercedes Rosón, Mila Castro y Marta Álvarez, que podría desembocar en una escisión. Así será si acaba confirmando la expulsión que aprobó el pasado viernes para los cuatro por no facilitar que Sindo Guinarte pudiese hacerse con la portavocía, después de que así lo decidiese la ejecutiva local. Aunque todavía están bajo las mismas siglas, la división interna entre los expedientados y los dos ediles que volvieron a la disciplina del partido tras saltarse la disciplina de voto con la ordenanza de las VUT es ya notoria.

Sindo Guinarte y Marta Abal se quedarán con las siglas en el caso de que se consuma la expulsión, mientras que los otros cuatro pasarán a la condición de concejales no adscritos. En cualquier caso, los díscolos esperan que no haya una resolución del partido hasta al menos el 7 de febrero, en que concluye el plazo para recurrir ante su comisión federal de ética. Para Rosón, sería «incomprensible» que hubiese una resolución antes.