La autora feminista afirma que hay que enfrentarse a los «dinosaurios, porque lo que dicen no es una broma, es tremendo»
06 mar 2022 . Actualizado a las 04:50 h.Raquel Riba Rossy (Igualada, 1990), conocida por su alter ego y personaje de todas sus obras, Lola Vendetta, es dibujante, cantautora, escritora y habladora «desde que tengo uso de razón», afirma en su página web. Demostró todo esto y mucho más en la jornada Acércate, organizada en Bertamiráns por el Concello de Ames dentro de su programación de actos del 8M. En ella, sin tapujos y a tumba abierta, explicó cómo llegó al feminismo tras matricularse en Bellas Artes en Barcelona. «Me explotó el cerebro», relató en el taller, porque estaba recién salida de un colegio femenino del Opus, en el que, añadió, «nos grapaban la camisa a la falda cuando levantábamos el brazo para que no se nos viese el cuerpo». Y no solo eso, ya que a la edad en la que en otros centros se impartían clases de sexualidad, a ellas les mostraban fetos de plástico de distintos meses para explicarles «el milagro de la vida y que seríamos madres, pero sin decirnos cómo se hacían los niños». Su Lola Vendetta llegó más tarde, cuando tenía 23 años y en un viaje en metro tuvo que enfrentarse a un anciano que la acosaba. Se libró de él sin alzar la voz, y al llegar a su casa, con la rabia que había contenido, dio rienda suelta a su vena artística, con la que hasta ese momento creaba dibujos infantiles y cuentos con hadas. De su arte y su cabreo, solamente con trazos negros y rojos, surgió su alter ego, que en su primera viñeta arroja al anciano a las vías del metro. El acosador con bastón explota por los aires y con sus vísceras escribió «viejecitos entrañables». Su historia provocó los primeros aplausos de público del taller, medio centenar de personas entre las que los varones se contaban con los dedos de una mano. A partir de ahí, la artista reconoció que «Lola Vendetta me ahorró mucho dinero en psicólogos», por lo que reivindica el dibujo como «una forma de canalizar la rabia» para que no se transforme en violencia, utilizando así toda la energía para ser una misma. En su caso, para poner coto al machismo, ya que, como activista feminista considera, tras pensar inicialmente que la igualdad ya estaba conseguida, que no es buena idea aplicar el silencio para que el patriarcado se retrate solo. «Antes pensaba que no había que discutir con los dinosaurios, pero ahora creo que sí. Las feministas y la izquierda tenemos que poner un contrapunto a la extrema derecha, porque lo que dicen no es una broma, es tremendo».
Rossy se dio cuenta de que Lola Vendetta era mucha Lola cuando, en otra ocasión, creó una viñeta que marcó un antes y un después para ella y para otras mujeres. Ahora la comercializa como lámina con el mensaje «Sexo débil, los cojones». Dibujó una mujer menstruando, otra embarazada y una tercera aún unida a su bebé por el cordón umbilical. Ahora reconoce que le faltó una «mujer menopáusica con un abanico o un ventilador». Con ella quiso demostrar que «las mujeres somos vikingas, pero no de las de ponerse el traje de Wonder Woman». Su viñeta se viralizó y en dos ocasiones habló con una mujer que le demostró que, gracias a ese trabajo, «Lola ya es parte de la vida de otras mujeres» porque le dijo que su personaje le había dado fuerza para denunciar el maltrato y salir de él.
Tras la parte discursiva del taller y con un largo proceso de firma de sus obras, en el que incluyó dibujos individualizados de su «personaja», Riba Rossi siguió hablando de su mundo y de su obra. Su último trabajo, que acaba de ver la luz, aporta las ilustraciones al libro de otra feminista, Leticia Dolera y su obra «Morder la manzana». Está muy contenta con el resultado final porque, explica, «me parecía un trabajo de síntesis muy bueno, porque creo que es un libro que echa raíces en el feminismo». Raquel Riba se declara abolicionista y reitera que «el feminismo es una propuesta política para conseguir la igualdad», algo que, señala, no es lo mismo que el «empoderamiento de las mujeres, porque hay muchas que sí lo están pero no tienen nada de feministas. Y esto es algo que tenemos que tener muy claro».
En cuanto a Lola Vendetta, que en sus dos primeros libros porta y utiliza una catana, su autora la defiende a ultranza, y pese a echar de menos cierta intensidad en sus primeras reflexiones, señala que, sin darla por enterrada, optó por «un humor más satírico porque es un personaje que evoluciona conmigo», pero reitera su defensa de la vena más macarra de su Lola, que «está en un mundo de ficción, que para nada es el mundo real, pero yo creo que es muy importante que existan mujeres viscerales y subversivas porque es una herramienta muy potente, y esto algo que los hombres siempre han tenido». Y ante posibles críticas por su estilo, cree que «hay gente a la que no le da la gana de diferenciar pero, cuando se trata de hombres, como en el caso de Tarantino, todos tienen claro que él no quiere cortar cabezas».
Entre sus proyectos a medio plazo está volver a la música y en breve participará en un especial televisivo sobre la figura de Rocío Jurado en el que cantarán Tanxugueiras y Rigoberta Bandini. Ante tal anuncio, se hace inevitable preguntarle por la polémica sobre la letra de la canción que representará a España en Eurovisión. Como cabría esperar, confirma que «como feminista no puedo estar más de acuerdo con los temas de Tanxugueiras y Rigoberta. Cualquiera de las dos me sirve, porque la letra de la canción ganadora a mí no me atrae nada. Pero lo que no tiene ni pies ni cabeza fue el bullying que se le hizo a a Chanel, que es una bailarina increíble y que canta de maravilla».