Tere Cuevas, una médica santiaguesa en la cima del crossfit internacional

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

AMES

Tere Cuevas, durante su participación en Wodapalooza de Miami, al que solo accedieron 10 mujeres en cada categoría. La santiaguesa, afiliada al box de Crossfit SCQ, ya quedó de primera de España en los Open Games y en su clasificatorio.
Tere Cuevas, durante su participación en Wodapalooza de Miami, al que solo accedieron 10 mujeres en cada categoría. La santiaguesa, afiliada al box de Crossfit SCQ, ya quedó de primera de España en los Open Games y en su clasificatorio. CEDIDA

Empezó hace seis años a entrenar en un box de Ames y este fin de semana quedó tercera en el Wodapalooza de Miami, en donde habría sido plata en su categoría si hubiese reclamado a tiempo

17 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Ayer cogía Teresa Cuevas un avión en Miami de regreso a Santiago. Volvió sin una medalla al cuello ni un trofeo en la maleta, a pesar de haber conquistado la cima del crossfit internacional, y con una sensación agridulce que empaña el enorme mérito que tiene esta compostelana de 45 años. Quedó tercera en el Wodapalooza de Miami, la segunda competición más importante que hay después de los Open Games (considerados las olimpiadas del crossfit). Empató a puntos con otra compañera, de ahí que ninguna de las dos tuviera un metal que morder para la foto, pero habría logrado la plata si no hubiera sido por un error de forma. «Gané la carrera y me pusieron como segunda. Se me pasó el tiempo para impugnar la clasificación por no estar atenta a lo que tenía que estar», cuenta Tere, quien al terminar de correr se fue de cena con su marido sin ser consciente de que le costaría un peldaño en el podio.

Más allá de la anécdota, esta médica de urgencias en el CHUS destaca que la experiencia fue «alucinante» y para ella ya supuso una victoria el hecho de poder participar, tras pasar el corte con sus marcas en ejercicios de halterofilia y cardio (entran solo 10 por sexo y categoría): «Clasificarte ya es impresionante. Me decía: ‘¿Qué pinto yo ahí?' Del mundo se presentaron 200 mujeres y, españolas, solo estaba yo en mi categoría, la máster, para gente de entre 45 y 55 años». Desde luego, nadie hubiera dicho a la Tere del 2016 que llegaría a donde está hoy. Probablemente, ella misma se habría echado a reír ya que por aquel entonces no practicaba nada de deporte.

«Siempre he sido súper activa y de niña hice natación, tenis, yudo... un poco de todo, aunque nunca nada fuera del colegio. Llevaba muchos años parada, hasta que nace mi segundo hijo, que tiene ahora 8 años. Hicimos una comida los compañeros del hospital y surgió en ella una apuesta para jugar al pádel. Se lesionó una persona y yo fui de sustituta. Recuerdo que nos peleábamos por quién tenía que recoger la bola. Me costaba hasta agacharme. Ese era el nivel», indica una mujer de discurso directo, que no se anda con rodeos. «Empezamos a jugar más frecuentemente y una de las que lo hacía propuso, cuando tuve mi segundo hijo, meternos en crossfit. Yo pensaba: Todos gritando, sin camiseta y sudados... ¡qué pereza!», recuerda.

Han pasado 6 años desde que se lanzó «a probar» con Crossfit SCQ (hoy integrado en el centro de coworking y deporte Unit 365), con Manu Fernández como coach, y acabó «totalmente enganchada», reconoce ella: «Conoces a muchísima gente y es divertidísimo. Yo soy megacompetitiva desde que nací, hasta competía haciendo psicotécnicos en la autoescuela —cuenta Tere entre risas—, y eso te ayuda a ir mejorando. Cuando empecé no hacía ni una sentadilla ni un burppe. Tenían que adaptarme todos los ejercicios, pero me picaba hasta conseguirlo porque cabezona soy un rato. Además, sales de ahí relajadísimo, dejas atrás todo el estrés y cabreo que lleves. A nosotros, por nuestro trabajo, nos viene genial evadirnos así, y más con el colapso que hubo estos días».

Subraya la compostelana, sobre todos los mensajes de ánimo y apoyo que recibió de cara a su participación en el Wodapalooza, que «se agradece muchísimo cuando estás tan lejos todo el cariño que recibes por Whatsapp e Instagram. Estaba todo el box pendiente, especialmente los chicos que entrenan conmigo, dándome consejos y un extra fuerza. Hasta se hicieron una camiseta con mi nombre... La verdad es que estas cosas tocan la fibra». Además, viajó con su mayor pilar, su marido, quien practica también crossfit aunque no compite. Lo conoció estudiando el último año de la carrera de Medicina. «Lo secuestré y le hice gallego», afirma risueña. Ambos estuvieron trabajando en el Hospital Universitario La Paz de Madrid y «nos volvimos, porque la tierra y la morriña tiran».

Es consciente que, «desde fuera, al ver los cuerpos de las personas que hacemos crossfit se quedan un poco impresionados. Cuando empecé, a mí también me llamaban la atención. Sin embargo, ahora lo veo desde el otro lado». La de Miami fue su primera competición fuera de la Península. La más importante en la que había estado hasta hora fue la Madrid Championship, en donde compiten deportistas de nivel internacional. Y, en su medallero personal, puede presumir de haber quedado primera de España tanto en los Open Games como en los clasificatorios.

Para la cita estadounidense, cuenta que bajó unas semanas antes la intensidad y la carga en los entrenamientos, para llegar con energía. Normalmente, entrena todos los días de la semana menos el domingo, una jornada de descanso que aprovechar en familia. Entre semana, indica, «dejo a los niños en el cole a las 8.45 horas y me voy al box hasta las 13.30 o 14.00 horas. Pero no estoy haciendo ejercicio todo el tiempo -aclara-. Vas allí, charlas con uno y con otro, te tomas un café, cotilleas un rato... Vas a pasar la mañana».

Ella, de carácter social, disfruta especialmente en las competiciones en pareja o por equipos:« Es más divertido y tienes el apoyo mental del resto. Cuando estás tú sola, los nervios aprietan más el estómago». ¿Y para cuándo la próxima competición? «Iré a la Battle of Teams de Vigo con los chicos en verano, pero seguro que antes de eso me picaré y me meteré a alguna otra cosa», responde Tere, una madre todoterreno que desborda energía.