
Naty Alves cruzó el charco para salvar a su hija y, tras una vida de sacrificios, pudo emprender gracias a alguien que confió en ella
06 mar 2025 . Actualizado a las 15:31 h.Puede que no sorprenda que en la rúa Anxeriz, en O Milladoiro (Ames), haya un nuevo centro de masajes y belleza, pero la cosa cambia cuando uno conoce la historia que hay detrás del y todo lo que Naty Alves sacrificó para llegar hasta aquí. La brasileña, de Goiás, lleva casi 20 años en Galicia. Tenía su propia empresa en su país natal, pero esta madre soltera cruzó el charco para salvar una vida: «Vine a Tomiño, donde conocía a los padrinos de mi hija, y empecé a trabajar de ayudante de cocina. Ella necesitaba una cirugía de corazón y, si no hubiéramos venido, hace 12 años que no la tendría conmigo».
Con voz emocionada, cuenta Naty que no dudó en dejarlo todo atrás y emigrar a España, donde tuvo que renunciar a un empleo estable para atender a su hija, pues su cuadro clínico exigía continuas visitas médicas e intervenciones quirúrgicas. «Llevo 25 años viviendo por y para ella, al tener una discapacidad y síndrome de Turner», relata. Con todo, aclara que es una joven con su carrera, su carnet de conducir y de la que aprende a diario. Hace 4 años «hubo una mejora en su salud y pensé que era hora de hacer algo por mí. Siempre me gustó el tema de los masajes y me fui formando en ello. En Brasil es muy popular el drenaje linfático, recomendado en muchas situaciones distintas. Yo soy pupila habilitada del método Renata França, el secreto de grandes celebridades para esculpir su figura y estimular la circulación porque tienes resultados desde la primera sesión. Empecé a dar masajes a domicilio y un día una persona creyó en mí y me dijo: ‘Naty, creo que tú vales mucho'», comenta.
Esas palabras le dieron a la vecina de O Milladoiro la confianza que no encontraba en sí misma para emprender. No solo eso, también llegaron acompañadas del apoyo económico que necesitaba para montar su propio negocio de masajes y belleza. En diciembre inauguró lo que para ella es «mi templo», Naty Alves Massage and Beauty, donde no solo ofrece una carta de tratamientos estéticos sino que «quiero que la gente sienta todo ese amor cuando entra por la puerta. Creo mucho en las energías y, unidas al poder de las manos, podemos conseguir muchos beneficios tanto para la belleza personal como a nivel físico y en la salud. Me encanta mi trabajo y lo único que quiero es que la gente me dé una oportunidad para demostrarles que pueden salir de aquí renovadas».
Además del método Renata França, Naty personaliza sus tratamientos corporales y faciales para atender las necesidades específicas de cada cliente (entre las experiencias que ofrece el centro, hay desde masajes con piedras volcánicas para liberar tensiones profundas hasta lifting facial japonés, limpiezas faciales, masajes con velas calientes o específicos para los peregrinos), empleo que además compagina con la ayuda a domicilio de personas mayores.

Lo único que empaña este momento, dice afectada, son las llamadas y mensajes de hombres solicitando masajes sexuales: «Siempre fui una mujer trabajadora y luchadora. Es muy humillante. Estoy cansada de que los hombres mezclen un servicio de masajes con intenciones eróticas y sexuales. Te piden un final feliz continuamente y eso te agota. No es porque soy brasileña o latina... me gustaría dejar las etiquetas a un lado y pedir que se respete a las mujeres, en general. Nos tratan como si fuéramos mercancía y me duele mucho que suena el teléfono en el centro que abrí con tanto cariño, que es para mí un templo, y violen así este espacio».