Muere la mujer que convirtió el pulpo á feira en el plato más internacional a través del Camino de Santiago
MELIDE

Melide despide a Mercedes Rodríguez Varela, la cocinera que fundó la Pulpería Ezequiel
14 may 2022 . Actualizado a las 00:42 h.Melide despidió este lunes a Mercedes Rodríguez Varela, la mujer sin la que no se entendería por qué la localidad es parada obligada para comer pulpo. Del don de gentes y de la ingente capacidad de trabajo de Mercedes se hicieron eco numerosos vecinos en sentidos mensajes de despedida, en recuerdo y como homenaje a la mujer. Ella fue uno de los pilares de Pulpería Ezequiel, el establecimiento de hostelería de Melide que convirtió el pulpo á feria en el plato más internacional de la gastronomía de Galicia.
Mercedes y su marido Ezequiel Parrado —fallecido hace más de siete años— abrieron la pulpería familiar en 1960 en un céntrico local en pleno Camino Francés. Antes del auge de la ruta jacobea, el matrimonio convirtió por las ferias en una certeza el dicho que sostiene que para comer pulpo en Galicia hay que desplazarse al interior. Y así es como Melide es hoy un referente de la gastronomía gallega, y Pulpería Ezequiel una institución hostelera en el Camino de Santiago.

Los hijos de Mercedes, que heredaron la mano de sus padres cortando y preparando una buena ración de pulpo, recibieron estos días abundantes y sinceras muestras de condolencia y de cariño por el fallecimiento de una mujer también querida y admirada por sus vecinos, que este lunes arroparon a la familia en el último adiós a la pulpeira de los peregrinos. Descanza, como era su deseo, al lado del que fue su compañero de vida en el cementerio de O Castelo, en Melide, donde el matrimonio que formaron Mercedes y Ezequiel abrió la pulpería para no tener que marcharse a trabajar a Chantada como panaderos. Era el oficio de él. De hecho, en los primeros tiempos de la pulpería, el pan que se servía con cada ración lo cocían ellos mismos en el horno de «La Churrera», uno de los muchos que testimoniaron que Melide también fue, y lo sigue siendo, tierra de panaderos.
Forma parte de la memoria colectiva de los melidenses la imagen de Mercedes y Ezequiel cociendo pulpo en enormes ollas de cobre instaladas en plena calle, y despachando generosas raciones del cefalópodo servido á feria. Entonces, eran vecinos y feriantes quienes los domingos hacían cola en el local de la avenida de Lugo, con vistas a la iglesia con portada románica de San Roque y al cruceiro más antiguo de Galicia. La hilera de peregrinos aguardando por su ración fue posterior y en crecimiento de la mano del auge del Camino de Santiago, en el que los pulpeiros supieron ver el filón que supondría tanto para el negocio familiar, como para el resto de la localidad, con una infraestructura y servicios turísticos que se han ido creando al albrigo de la ruta jacobea. Pero cuando en Melide los peregrinos no tenían aún donde resguardarse, eran Mercedes y Ezequiel quienes les secaban las botas y la ropa en la cocina, y les protegían el pecho con papel de peródico, para que pudiesen continuar su camino.