La promesa que Brétema Parras se hizo al morir su padre la llevó a ser la única tatuadora en un radio de 30 kilómetros

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

MELIDE

Brétema Parras abrió hace 5 años en la rúa San Pedro el primer estudio de tatuajes de Melide, Ink Liquor, cuyo nombre hace un guiño a los licores melidenses. La suya es una profesión «moi humana», dice, y detrás de los tatuajes que hace hay historias que la han emocionado. La artista de Toques subraya la importancia de acudir a locales con licencia y con todas las garantías higiénico-sanitarias.
Brétema Parras abrió hace 5 años en la rúa San Pedro el primer estudio de tatuajes de Melide, Ink Liquor, cuyo nombre hace un guiño a los licores melidenses. La suya es una profesión «moi humana», dice, y detrás de los tatuajes que hace hay historias que la han emocionado. La artista de Toques subraya la importancia de acudir a locales con licencia y con todas las garantías higiénico-sanitarias. Sandra Alonso

Montó el primer estudio de Melide hace cinco años, Ink Liquor, y es conocida por sus «toxos» hiperrealistas

24 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Comenzó, recuerda Brétema Parras Vázquez, «raiando as paredes da casa de nena». «Sempre tiven, dende pequena, esa predisposición polo debuxo. E co tempo, a base de practicar, vas mellorando», indica la vecina de Toques de 33 años. Para ella era una forma de manifestar «o meu mundo de fantasía interior» y, cuenta, «gustábame o debuxo e a música por riba de todas as cousas». Sin embargo, tenía el arte más por una afición que como una salida laboral. Así, en la época universitaria, relata, «din tombos por varias carreiras e acabei facendo Pedagoxía. Ao rematala houbo algo que me marcou, o falecemento do meu pai, Antonio. Prometinme nese momento que non ía dedicarme toda a vida a algo que non me fixese feliz. El sempre me apoiou e animou a seguir pintando. Era enxeñeiro industrial, controlaba a parte de debuxo técnico, e descubriume a moitos artistas». Así fue como «cambiei o carboncillo pola máquina de tatuar», comenta Brétema.

Con 17 años le hicieron a ella el primer tatuaje, una mariposa, simbolizando la metamorfosis al final de la etapa escolar. Y una década más tarde empezó ella a inyectar la tinta. Se fue a Barcelona a hacer un curso y allí se estrenó como tatuadora con su hermana pequeña, quien estaba viviendo en Cataluña. «O seguinte foi ao meu avó, de 80 anos, que tamén está alá e el foi o que mo pediu. Dixo que quería ter algo que tivese que ver con Andalucía e fíxenlle unhas flores de azahar». Al volver a Galicia abrió en Melide su propio estudio, Ink Liquor, el único homologado actualmente en un radio de 30 kilómetros (al principio, no había otro en 50 kilómetros). Explica que pudo cumplir este sueño sin recurrir al banco gracias a la ayuda económica que le brindaron para emprender dos de sus amigos, Loli e Ibán; y a pesar de que en su círculo familiar «non estaban moi de acordo» con este repentino giro profesional porque «víano coma un traballo menos seguro».

El negocio cumple en el 2023 su quinto año de actividad y el balance que hace su dueña «é mellor do que esperaba». Al trabajar con cita previa, su cliente principal no es el peregrino sino vecinos de la comarca e incluso de otras provincias: «Vén xente de Arzúa, Caldas, Monterroso, Lalín... e, a raíz de amosar as miñas tatuaxes en redes sociais [donde ronda los 10.000 seguidores], visítanme de moitas máis cidades galegas». Al no haber otro tatuador en la zona, se ha especializado en todo tipo de estilos, aunque lo que más le gusta hacer a ella son personajes de anime y diseños realistas de animales y objetos. De hecho, se ha echo bastante conocida por sus tatuajes de toxos hiperrealistas. «Como vivo no monte, estou acostumada a velos —dice entre risas—. Pídenmos, sobre todo, con color. Hai moita xente en Galicia que quere tatuarse simboloxía que represente a nosa terra e cando compartín a primeira imaxe do toxo gustou moito», apunta. Sin embargo, lo que más ha tatuado hasta ahora son nombres de seres queridos.

Confiesa que cosecha todo tipo de anécdotas como tatuadora y, entre los diseños más extravagantes, recuerda que le pidieron realizar «o debuxo da dignidade que fai o pai de Milhouse en Los Simpson, un garabato abstracto que simbolizaba a dignidade», además de otros que «non se poderían contar no xornal», añade divertida. Por su estudio pasan desde jóvenes a mayores, incluida una mujer de Arzúa de 80 años que fue a tatuarse.

Brétema asegura que ella no sintió que en su caso nadie tuviera prejuicios por ser ella una mujer y dedicarse al mundo del tatuaje: «Tamén é certo que, como estou eu soa aquí, non teñen a opción de elixir a un home en vez de a min». Por otra parte, subraya que «en Galicia temos tatuadores e tatuadoras de diferentes estilos e especialidades moi bos que traballan en estudos con licenza, con tódalas garantías hixiénico-sanitarias, un seguro que cubre aos clientes... e recomendo que se acuda a eles. Ás veces véñenche con tatuaxes baratas e mal feitas para que llo arregles, e é normal que queiras apoiar aos que están comezando porque todos pasamos por iso, pero ao cabo dun tempo o normal é que te profesionalices e fagas as cousas como se deben facer. Tatuar sen licenza é inxusto para o resto, e un perigo».