Centenares de personas participaron este domingo en las actividades de la fiesta
06 ago 2023 . Actualizado a las 18:59 h.El galo piñeiro conquistó por el paladar y por la vista este domingo en O Pino. «A min gústanme os galos de crista grande», comentaba un visitante mientras observaba con detalle el medio centenar de ejemplares de la muestra dedicada a esta especie que busca el reconocimiento oficial como raza autóctona. Y si a la vista llamaban la atención, el sabor intenso deleitaba los paladares tanto en la degustación, donde poco importaba tener que comerlo con las manos y de pie, como en la posterior comida popular, ya sentados bajo la carpa. «Está moi rico» era la expresión que más se repetía entre los asistentes a la vigésimo segunda edición Festa do Galo Piñeiro, muchos de ellos asiduos a la cita, como Luis y Aurora, de Arzúa, o Mariluz, de Calo (Teo). «Vimos todos os anos», decía esta última. Otros como María Jesús Varela y Francisco Orneira, de Baldaio, acudían por segunda vez después de que les conquistase la cita antes de la pandemia.
«A carne do galo piñeiro é máis compacta, xelatinosa e con sabor máis intenso que a dun normal», destacó José Antonio Martínez, del restaurante A Magdalena de Castrofeito, que se encarga de preparar el galo en la cita gastronómica de O Pino desde sus primeras ediciones. Unas características de esta ave que obligan a cocinarla entre dos y tres horas. Ayer prepararon en torno a 125 kilos para la degustación y unos 400 para el ágape bajo la carpa con la participación de un millar de personas.
Para los que crían estos ejemplares que luego conquistan paladares y se preocupan porque no desaparezcan y que mantengan aquellas cualidades que los distinguen también hubo reconocimiento con premios para los mejores ejemplares exhibidos. El máximo galardón recayó en un galo de Víctor Reboredo, de Barro, que tras imponerse en la categoría de galo blanco fue elegido también el mejor del monográfico. ¿Cuál es el secreto? «Seleccionar moito, elixir os mellores reprodutores e criar con eles», responde Víctor Reboredo, que empezó en el 2016 a criar ejemplares de esta raza por su interés «en recuperar razas autóctonas», ya que también tiene vacas cachenas. Ahora cuenta con unos 70 ejemplares adultos, a lo que suma una treintena de polluelos. El galo ganador explica que será destinado a reproductor. En ese sentido, recuerda que lo más difícil es encontrar ejemplares para criar sin que haya problemas de consanguinidad ya que en algunas de las variedades, principalmente en la silvestre y la blanca, hay poco en donde elegir.
Pero hubo más premios. El segundo lugar en el caso de los galos blancos fue para uno de Juan Carlos Soto (Vila de Cruces). En la categoría de mejor galo ancestral se impuso un ejemplar de José Ramón Cillero (Vila de Cruces), seguido por otro de Alejandro Bocisa, de Covas (Ferrol). El criador cruceño José Ramón Cillero también tiene en su corral la mejor gallina blanca del monográfico. El segundo y el tercer lugar en esta categoría fueron ocupados por aves de Juan Carlos Soto, también de Cruces, y de Óscar Rodríguez, de Mos. Por último en el caso de las mejores gallinas ancestrales, la ganadora pertenece a Eladio Ucha (Meis), que también se llevó un tercer premio. La segunda fue criada por Óscar Rodríguez.
Se duplican los criadores
El futuro del galo y la galiña piñeira está de momento asegurado. «Nun ano duplicamos o número de socios, pasamos de cincuenta a un centenar de criadores», destaca Carmen Fernández, presidenta de Agalpi, la asociación que lleva años trabajando en la recuperación de esta especie y para que sea reconocida oficialmente como raza autóctona.
Precisamente, la pregonera de la fiesta, la diputada autonómica y secretaria xeral del Partido Popular, Paula Prado, expresó su deseo de que «moi pronto poidamos dicir que é unha raza autóctona». Prado, que recordó que no falta a la cita en ninguna de las ediciones celebradas en la última década, resaltó la Festa do Galo Piñeiro de O Pino como una «cita imprescindible» que «ten algo especial xa que conxuga a mellor tradición galega co mellor coidado do noso». Además, recordó como el galo de O Pino se internacionaliza a través de los selfis y fotografías que se hacen visitantes y peregrinos en la estatua obra de Cándido Pazos situada junto al Concello. «O galo está cantando en moitos lugares», resaltó el alcalde de O Pino, Manuel Taboada, haciendo referencia a esas imágenes.
Pero en O Pedrouzo hubo mucho más que galo. Un centenar de equinos participaron a lo largo de la jornada en la Mostra Cabalar. No faltó tampoco la música y la feria de artesanía, muy animada con demostraciones y juegos familiares. Todo ello, además, acompañado de una temperatura muy agradable.