«Vou tirando, hoxe así, e mañá quen sabe», dice la ordense María Nouche al cumplir 110 años

«E logo tanta xente aquí?». María del Carmen Nouche Porro escruta con sus ojos azules a los familiares y vecinos que se van reuniendo en torno a la entrada de su casa en Senra (Poulo, Ordes). La ocasión bien lo merece, porque cumple 110 años. Pero ella prefiere no enterarse cuando se la felicita por el aniversario: «Oigo, pero non sei que dice», expresa manteniendo un gesto amable, solo con una queja cuando sale fuera para la foto de grupo: «Aquí vai frío. A sombra, de lonxe», sentencia firme. Porque María tiene energía. Y retranca. A cómo está, responde: «Vou tirando, hoxe así, e mañá quen sabe».

La casa está animada, y a María se la ve contenta. Es el centro de atención en la misma puerta en la que se sienta a observar sus gallinas, su perro y su gato, en estos tiempos en que la pandemia redujo el número de vecinos con quienes hablar, y que la pérdida de oído le dificulta seguir las conversaciones. Lucía Mosquera López, la nieta que la cuida junto con su nuera Carmen López, señala que nunca se entretuvo con la televisión: «O que lle gusta de sempre é facer o lume. Temos unha lareira e pola tarde cando se recolle no inverno, préndea».

Siempre fue una mujer activa: «Traballou moito, na casa e no campo, para sacarnos adiante». Habla su hijo Antonio, de 81 años, el único que vive de los tres que crio (otros dos le fallecieron al poco de nacer). Nacida en la cercana parroquia de Barbeiros en 1911, se casó a los 21 años y se estableció en Poulo con su marido. La Guerra Civil la convirtió en viuda, contrayendo matrimonio de nuevo años después. De aquellos tiempos duros habla en ocasiones con Lucía. También los recuerda Antonio, la época en que su madre iba a las ferias a Ordes a vender quesos y productos del campo. Él emigró en 1965 a Inglaterra, siguiendo el camino emprendido por su hermana tiempo antes. Por eso varios nietos de María nacieron en aquel país, y su única tataranieta, de un año, se llama Jenny Rose. No pudieron estar ayer en Senra, pero seguro que sienten el mismo orgullo por la centenaria que quienes la arroparon en su casa.

Su madre y su abuela también superaron el siglo

María Nouche tiene buena genética. Su familia asegura que su madre y su abuela superaron los 100 años, en unas épocas en las que el número de centenarios no era tan frecuente. Su hijo Antonio, que no espera llegar a esa edad, cree que las comidas de antes —«un caldiño todos os días, algún cacho de carne, un chourizo por alá»— tal vez fuesen mejores para la salud que las actuales. María come ahora sobre todo alimentos cocidos, de pasta a pescado y pollo. El dulce no le apasiona, pese a que puede permitírselo: solo toma una pastilla para la tensión cada mañana.

María conserva un hijo, 6 nietos, 10 bisnietos y una tataranieta;ayer la acompañaban sobrinas y familiares. Alcalde y asociación de vecinos le entregaron una placa de felicitación por sus «110 anos de sacrificio, humildade, esforzo e traballo», como la segunda persona más longeva de Galicia y vigésimo primera de España. Católica practicante, el párroco de Poulo le llevó un regalo muy especial: una bendición del Papa por su aniversario, gestionada a través de la nunciatura. Fue un día especial, en el que la sombra invitaba a encender la lumbre. La labor que, a los 110 años, es aún patrimonio de María.

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