Caminata entre eucaliptos y bosques de ribera para encontrar Ponte Carneiro, en Oroso
OROSO
Los amigos de los árboles disfrutarán en este entorno, donde también llama la atención la iglesia de Os Ánxeles
19 oct 2024 . Actualizado a las 05:05 h.Justo donde se unen Oroso y Frades, y los carteles dejan bien claro cuál es el punto exacto, arranca una pista a la izquierda según se mira al oeste. Descendente, ancha (como en todo el recorrido) y cómoda, no ofrece gran dificultad y permite llegar hasta el comienzo del espeso bosque de ribera que baña allá abajo, sin que se vea, el río Tambre. Los amigos de los árboles disfrutarán en ese entorno, y sobre todo si tienen algún conocimiento de las especies.
El Tambre sí se ve, y se pueden meter las manos en el agua, un kilómetro más adelante, eligiendo la izquierda en los tres cruces y animándose a acometer una fuerte pendiente. Lo dicho: para los amigos de la naturaleza es una pequeña ruta excepcional que el caminante continúa intentando no apartarse de la corriente para entrar en la aldea de Cas, lo cual implica sumar algo más de dos kilómetros.
Si alguien conduce el coche de apoyo, al ir por asfalto tendrá la tentación de detenerse ante la iglesia de San Román, en Pasarelos, un templo muy humilde al cual no ayuda que los alrededores inmediatos no sean los más bonitos del municipio de Oroso. Después, dejando Seixo a la izquierda, va a encontrar a la misma mano un desvío señalizado Cas, pasando por Bran, donde llama la atención un hórreo levantado en alto, con escaleras y realmente bonito.
Son estos unos paisajes en los cuales no se detecta barbulla alguna, trabajados por el hombre desde tiempos inmemoriales y que en otros más recientes se han forrado con miles de eucaliptos. Además, han extendido sobre ellos una carretera que no es demasiado estrecha, si bien el firme es irregular. Y con la muy grata sorpresa de que se llega a la iglesia de Os Ánxeles, con su cruz antefija sobre el tejado, su doble campanario y, ya en el exterior, cierto toque artístico en algunas tumbas y un cruceiro.
Cas puede calificarse como un buen primer punto de encuentro. Desde esa aldea la pista desciende hasta el Tambre, que por esos pagos corre allá abajo, con poca profundidad y con la compañía de mucha vegetación, tanta que aquello se ha convertido en una selva y el agua no se ve, algo que sí es posible en puntos concretos. En resumen, no hay una vista amplia del Tambre.
Muy poco antes del puente que permite ir a la otra orilla arranca un camino que va a discurrir muy cerca de la corriente. Aquí se acabó la comodidad, y no es un tramo para andar con gente menuda si ya ha hecho los kilómetros anteriores. La recompensa es que entre los árboles permite distinguir un Tambre que corre apretado y ruidoso por un maravilloso tajo. Cierto es que se pierde la visita a la iglesia de Os Ánxeles, pero todavía existe otra posibilidad: ir (en coche o andando) desde Cas al templo, que queda realmente cerca, y una vez hecha la foto ante este coger la pista que parte de su retaguardia, para descender y entroncar con la que marcha cerca del río.
Y siempre al frente, cuando se alcanza un cruce con cuatro pistas ante los ojos elíjase la segunda empezando a contar por la izquierda. En unos minutos el caminante ha alcanzado Ponte Carneiro, un mirador excepcional sobre un Tambre que de plácido no tiene nada: da la impresión de que baja con una fuerza que va a romper el granito. Y en esa lucha constante gana, vaya si gana, aunque sea a lo largo de miles de años.
En cualquier caso, Ponte Carneiro es otro buen punto de encuentro para quien ha elegido ir en coche.