
Desde mayo acoge a grupos que suman cerca de 500 personas
08 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El convento franciscano de Herbón, en el municipio de Padrón, se transforma en verano. La quietud y tranquilidad que hay detrás de los muros el resto del año, cuando es residencia de una comunidad de tres frailes, dan paso a meses de vida, dinamismo y bullicio, gracias a los campamentos y grupos de convivencia que acoge el monasterio, guardado desde diciembre de 2014 por el prior Francisco Honrubia.
Estos días es el Grupo Scouts Semente 597 de A Coruña, con niños y jóvenes de 6 a 18 años, el que disfruta de las instalaciones del monasterio padronés, declarado Ben de Interese Cultural (BIC) en 2013. Es el tercer año que este grupo de A Coruña repite la estancia en el convento y asegura estar encantados. No es para menos. Además de estar enclavado en un entorno natural privilegiado, el monasterio pone a disposición de los grupos de convivencia un salón de actos; el comedor del antiguo colegio de alumnos, este último con capacidad para 250 comensales; dos cocinas; tres grandes salas para dormir en literas (algún grupo pernocta en tiendas al aire libre); habitaciones para los monitores; baños y una extensa y preciosa huerta llena de árboles y sombra, en la que destaca una impresionante piscina, además de una fuente, explica el prior.
Este celebra que el convento se transforme en verano y se llene de vida de modo que cuenta que, de mayo a agosto, habrán pasado por las instalaciones cerca de 500 personas, en su inmensa mayoría grupos de convivencia, como campamentos juveniles o de catequesis. «Esta casa es muy grande y la convivencia de los grupos es independiente de la vida de la comunidad religiosa», cuenta el padre Honrubia, uno de los tres franciscanos que actualmente residen en el monasterio de Herbón.
Pero la actividad estival del lugar va más allá de los campamentos y la calma de todo el año se difumina también con la presencia de los caminantes que pernoctan en el hospital de peregrinos que está abierto por la Asociación Galega de Amigos do Camiño de Santiago (Agacs) en dependencias cedidas por el convento. El hospedaje abre el 1 de abril y cierra el 31 de octubre. Los peregrinos que se alojan en él pueden realizar una visita guiada a las instalaciones del convento, con un guía de excepción: el ex-alumno del colegio franciscano y natural de Herbón, Juan Martínez.
A mayores, el convento recibe a otros grupos que llegan a través de agencias de viajes de modo que, desde el mes de marzo, por el mismo ya han pasado cientos de personas, según relata el prior Francisco Honrubia, de 77 años.
El recorrido de las visitas pasa por la parte más antigua del edificio, el retablo que fue restaurado, así como por el museo abierto en la parte superior. También lleva hasta la iglesia, para ver su sacristía y el retablo principal, también rehabilitado. La huerta es otros de los puntos a visitar, con su impresionante vegetación, pero también el invernadero del que se ocupa uno de los frailes y en el que se cultivan los auténticos pimientos de Herbón, algo que llama especialmente la atención a los visitantes y más sabiendo que fueron los monjes los que trajeron el cultivo. De visita obligada es también la fuente que representa uno de los franciscanos en postura de oración. En definitiva, un lugar para pasear, meditar y ser muy bien acogido, como señala el prior.
El campanario de la iglesia, próxima obra a ejecutar
La Orden Franciscana comenzó el año pasado las celebraciones de su 800 aniversario. El convento padronés se sumó a la efeméride a través de la Fundación Herbón, que fue reactivada para promover actos conmemorativos, según el prior Francisco Honrubia. Este asegura que llegó al convento con ilusión y «sigo teniendo mucha», gracias también, añade, a toda la colaboración que recibe de ex-alumnos y vecinos de Herbón que están volcados, a menudo emocionalmente, con el convento y su historia.
En cuanto a las instalaciones, están con algunas mejoras, como las centradas en las dependencias que usan los grupos de convivencia, aunque ahora urge la reparación del campanario de la iglesia, que también está declarada BIC. El prior encargó un informe que constata que las importantes filtraciones de agua que tiene suponen un riesgo de erosión, por lo que es necesario actuar en esa parte del templo. Francisco Honrubia también confía en seguir avanzando en la mejora de la cubierta del monasterio, una vez reparadas ciertas zonas.
Además, con ayuda técnica se recuperaron árboles de la huerta que sufrieron daños serios, como palmeras, setos o naranjos. Lo que no está tramitada es la subvención del 1 % Cultural para la renovación total del tejado.