Una casa rural de Padrón realoja a sus huéspedes por las riadas

Uxía López Rodríguez
uxía lópez PADRÓN / AGENCIA

PADRÓN

UXÍA LÓPEZ

El inmueble rural de Lamas no puede trabajar tras inundarse

11 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Padrón y Rois recuperan poco a poco la normalidad tras los daños causados por la borrasca, que inundó varias viviendas en los dos municipios y, en el caso del segundo, también dos negocios. En el lugar de Lamas, en Extramundi, la casa de turismo rural Os Lambráns tuvo que reubicar en otros alojamientos a los huéspedes con reserva para estos días, debido a la inundación de sus dependencias.

El miércoles, cuando estaban al completo con 18 ocupantes, se vieron obligados a evacuarlos al ver que el agua anegaba las casas. «Pola mañá, os peregrinos almorzaron con normalidade pero, a partir das nove, empezou a vir a auga e, en menos de nada, xa estaba dentro da casa. Foi todo moi rápido», cuenta una de las empleadas del negocio de hostelería rural, que estos días estaba al completo.

En principio, los peregrinos, en su totalidad de procedencia extranjera, no paraban de sacar fotografías y hacer vídeos de la crecida pero, cuando el agua empezó a entrar en las instalaciones, una de las empleadas los ayudó a salir, en chanclas, por una parte del cierre. «Cando nos demos conta a auga xa estaba dentro», cuenta. La mayoría de los peregrinos se fueron para la estación de autobuses de Padrón, sin hacer a pie el último tramo del Camino Portugués por el viento y la lluvia de la borrasca, aunque hubo quien si se atrevió a ir caminando.

Las tres casas del conjunto rural, una de ellas ocupada por un apartamento, están situadas de lado del Sar pero sus trabajadoras cuentan que, a diferencia de otras crecidas, no fue solo el agua del río la que entró en las viviendas. Así, desde el negocio creen que les perjudicó la construcción del campus tecnológico en terrenos en los que antes empozaba el agua de las crecidas. «Esta vez a riada veu da parte de atrás da finca», aseguraron ayer desde la casa de turismo rural, situada de lado del campus y en la que creen que les costará tener todo limpio y preparado para volver a acoger huéspedes mañana. «Vai ser imposible porque hai moito lodo que limpar», dicen en alusión a toda la tierra que movió el agua.

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En el mismo núcleo de Extramundi el agua entró en otra vivienda, que ayer aún tenía un tablero colocado en la puerta principal. Su dueña contó que, de momento, no lo sacará y que la última vez que le entró el agua en casa de esa manera fue en 2016.

En Cambelas, en Pazos, la vecina Begoña Guerra ya tenía los muebles de la cocina colocados, después de levantarlos el martes. El agua bajó en su casa y en su patio con la ayuda de una bomba, pero aún le quedaba en un almacén. «O peor é a humidade que queda», contó Begoña Guerra, quien habla de que la construcción en su día del polígono empresarial perjudicó a la aldea porque el agua embalsaba antes en esos terrenos, así como lamenta que no se pueda limpiar el regato.

Vecinos y negocios de A Baña estuvieron 15 horas sin luz: «Non hai quen mire por nós»

 El temporal Kirk provocó una avería en A Baña que dejó sin suministro eléctrico a unos 1.400 abonados, informa Emilio Forján. El corte se prolongó desde las 9 horas del miércoles hasta más de la medianoche, más de 15 horas. Desde la distribuidora UFD (Grupo Naturgy) explicaron al alcalde, José Antonio Pereira, que la avería se situaba en la distribución de la red Tambre-Negreira y que afectó a San Vicente, la capital municipal, y a las parroquias de Marcelle, Suevos, O Barro, San Cibrán o San Mamede.

Rafael Vieito, propietario de la firma Sinala Tecnoloxía, radicada en San Vicente, señala que fue un día para olvidar en el que no pudieron trabajar: «Afectou a moita xente, particulares e autónomos. Mesmo os teléfonos fixos non funcionaban e cos móbiles, apenas había cobertura», subraya este empresario, que añade: «Trátannos como unha aldea e non hai quen mire por nós». Él mismo hubo de recurrir al alquiler de un generador para que su familia no perdiese todos los alimentos que guardaban en congeladores.

Se temieron lo peor

También hubo problemas en el centro de salud o en el colegio. La farmacia cerró de tarde por no tener acceso informático y hasta tal punto fue la cosa que una persona alertó al 112 Galicia temiéndose lo peor porque no era capaz de contactar telefónicamente con su madre, una persona mayor. Se encontraba perfectamente, pero sin comunicaciones.