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Angueira de Castro, en Rois: ejemplo de conservación del patrimonio recibido

Uxía López Rodríguez
uxía lópez ROIS / LA VOZ

ROIS

Los vecinos están poniendo en valor los orígenes de la aldea, que permite contar la historia de la arquitectura popular

08 mar 2020 . Actualizado a las 05:05 h.

Que la aldea de Angueira de Castro es la más bonita de Rois y, quizás, también de la comarca era sabido, a la vista de su ubicación en el entorno del Castro Lupario y de las casas y otras edificaciones de piedra (hórreos) que la conforman, ejemplo para muchos de muy buena conservación del patrimonio recibido. Los vecinos del lugar están aprovechando la lucha para evitar la instalación de una línea de alta tensión para hacer un «descubrimento colectivo» del patrimonio del núcleo, que permite contar, según dicen, la historia de la arquitectura popular gallega, empezando por aquellas casas primitivas de una única planta y puertas de 1,70 metros de alto, de las que aún quedan varios ejemplos en la aldea, hasta las intermedias con un sobrado y otras más recientes y vistosas, posteriores al siglo XVII y con más de un piso.

Para ello, los vecinos están plasmando en papel cada una de las edificaciones de la aldea y como se relacionaban unas con las otras. El punto de partida es la llamada torre que, según están descubriendo, tuvo un carácter defensivo. Situada de lado del único camino que conducía al Castro Lupario, en torno a ella creció la aldea empezando por las casas primitivas, a las que siguieron las de un sobrado y, posteriormente, las más recientes.

Hoy todo está habitado y rehabilitado, con un «respeto moi grande pola arquitectura popular», tal y como señala un vecino, y con un gusto exquisito, de modo que hay quien restaura con sus propias manos y, en algún caso, personas extranjeras que eligieron Angueira de Castro para asentarse.

Por ello, en la aldea consideran que, a escasos diez kilómetros de Santiago, Angueira de Castro es un buen ejemplo para contar la historia de la arquitectura popular gallega, por lo que creen que se merece la protección institucional, más allá de la que ya le dan los propios vecinos, para evitar que el proyecto de la línea de alta tensión rompa el conjunto formado por el castro y el núcleo. Para ese conjunto demandan la declaración de Ben de Interese Cultural (BIC).

A la par que las piedras de las casas les sirven de documentación para saber más del origen del lugar, están descubriendo patrimonio desconocido, como varios petroglifos. De hecho, tres arqueólogos preparan un informe que sirva como argumento definitivo para rechazar el proyecto de la línea de alta tensión que, pese al impacto negativo inicial, les está permitiendo descubrir los orígenes y la historia de la aldea, en la que aún quedan vecinos autóctonos, como María, que reside en la torre defensiva. «Agora miramos pola ventá e vemos montes e árbores; despois miraremos para as torres da liña», dice con pena esta mujer de 85 años, ejemplo, además, de la mejor hospitalidad de las gentes de las aldeas.