
GABRIEL RIVERA EL REPORTAJE
30 nov 2001 . Actualizado a las 06:00 h.La catedral de Santiago ha sido noticia por miles de acontecimientos a lo largo de su historia. Sin embargo, en las últimas ocasiones saltó a las primeras páginas de los periódicos porque se estudia la posibilidad de restringir el número de visitantes y turistas que a diario visitan el monumento. No muy lejos de allí, a menos de cien kilómetros, en Camariñas, se puede vivir una situación que recuerda las peripecias del templo compostelano. Aguas revueltas La verdad es que las aguas bajan revueltas en la ría. Pero, la principal marejada se asienta en el Club Náutico de la localidad. Un grupo de quince socios, de los 120 que tiene la entidad, han convocado una asamblea general para el próximo 15 de diciembre. Si sólo fuera esto, la entrada del mar estaría más calma que una balsa de aceite. Lo que ocurre es que estas personas han incluido en el orden del día una serie de puntos que no han sentado nada bien en el seno de la directiva y de la población. Dos son los principales referentes en esta polémica. Los convocantes solicitan que se prohíba la entrada a aquellas personas que no acrediten ser socias y cerrar el bar del club durante el tiempo que se considere necesario para evitar «que siga siendo la taberna del pueblo». Estas dos peticiones han sido vistas como excesivamente elitistas en algunos sectores del municipio. Andrés Cerdeiras, presidente del Club Naútico de Camariñas, no considera que estas medidas que se proponen sean las más adecuadas. «En un pueblo es imposible prohibir la entrada en el club. Es separar el pueblo de la institución. Lo más lógico es que entren las personas que no son socias», señaló el máximo responsable de la entidad. De todas maneras, en el seno de la directiva se prefiere mantener la cautela sobre las posiciones que tomarán al respecto de las solicitudes presentadas por este grupo de socios. Así, los dirigentes mantendrán próximamente una reunión en la que decidirán qué medidas van a adoptar. Otros puntos que se debatirán en la asamblea serán la venta del velero del club, la colocación de pivotes en los anclajes de los pantalanes y la peligrosidad de almacenar gasoil y otras sustancias que pueden ser inflamables en el local destinado a la Escuela de Vela.